Familias de Carballiño declaran en el Juzgado por los pisos que compraron a Marbar

Un centenar de familias de Carballiño, A Cañiza y Covelo han tenido que acudir por la vía judicial para lograr convertirse en dueños de los pisos que compraron en su día a la constructora Marbar de Tomiño (Pontevedra), cuyo dueño se dio a la fuga hace un año, dejando a la empresa llena de deudas.
El juez que lleva este caso dividió a los afectados en tres grupos: los de aquellos ciudadanos que permutaron terrenos por pisos; los que compraron viviendas y quedaron a medio concluir y los que están viviendo en las casas ya terminadas. Precisamente estos últimos fueron los que ayer reclamaron en el Juzgado de lo Mercantil número 1 de Pontevedra contra el informe concursal, y en concreto, contra el inventario de bienes de la constructora Marbar, ya que insisten en que los pisos son suyos a pesar de que ninguno de los afectados escrituró las viviendas. ‘Entramos a vivir en los pisos porque el constructor llegó a un acuerdo verbal con nosotros y ahora no estamos dispuestos, después de haber adelantado tanto dinero como dimos, a que nos conviertan en acreedores, sin el dinero y sin las viviendas’, argumentó Ana Cerviño, una de las vecinas de A Cañiza afectadas.

Contrato privado

Los afectados, que insisten en que su único objetivo es pagar las deudas y convertirse en propietarios de las viviendas, indicaron que fue el propio responsable de Marbar quien, a través de la firma de un contrato privado, les dio las llaves para entrar a vivir en los pisos.

Estas familias piden que se respete ese contrato privado y que les permitan pagar lo que falta, porque ‘no tenemos la culpa de que alguien, sea la entidad financiera o cualquier otro estamento, haya sobrevalorado esos pisos. Queremos que se respete el precio pactado y que se nos tenga en cuenta, ya que tenemos todos los servicios a nuestro nombre, la luz, el agua, el gas’.

Sin interlocutores en la empresa

Ana Cerviño recordó cómo le pidió en varias ocasiones al responsable de Marbar que escrituraran la vivienda. ‘Yo se lo pedía una y otra vez y él me iba dando largas hasta que comenzamos a desconfiar y poco después desapareció con todo’. En estos momentos, los afectados reconocen que no tienen interlocutor con el que hablar en la constructora, que carece de responsable y por tanto es muy difícil poder encontrar a alguien con quien negociar.


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