Los forenses del caso declararon que Alén "estaba profundamente anulado" a causa de su demencia
José Alén Lorenzo, el acusado de matar a su mujer, Virginia Ferradás, el 29 de enero de 2017 en su casa de O Carballiño, no recuerda los hechos. Tras el presunto homicidio, declaró que la víctima estaba esperándole para cenar. Tres meses después, según los forenses, sólo le preocupaba la comida de la nevera. El fiscal, Julián Pardinas, hace una petición "histórica" en su carrera de casos de casos de mujeres que mueren a manos de sus parejas: absolución e internamiento del acusado en un centro psiquiátrico dependiente de la Administración Penitenciaria por un periodo no superior a 14 años. Esto lo explica la demencia frontotemporal que padece Alén y que ya sufría entonces. Esta enfermedad mental le produce alteraciones de conducta, falta de emotividad y falta de flexibilidad de pensamiento. "Estaba profundísimamente anulado", declararon ayer los forenses del caso en la Audiencia Provincial.
La acusación pide 15 años de cárcel y la defensa pretende un control psiquiátrico sin internamiento y la entrada en un geriátrico. Un jurado popular juzga los hechos.
"No era esperable"
"Pegajoso" es la palabra que utilizaron los allegados de víctima y acusado y los profesionales médicos que atendieron a José Alén para definir el comportamiento que tenía con su mujer. Iban juntos a todas partes, no quería despegarse de ella y apenas le dejaba realizar tareas sin acompañarla. Nadie del entorno podía esperar lo sucedido. Los profesionales que atendieron al acusado en alguno de sus ingresos psiquiátricos, tampoco.
Los forenses describieron que el cadáver presentaba "incontables golpes y hematomas superficiales" y señalan que Ferradás murió por asfixia. El acusado de homicidio "es posible" que utilizase hasta tres mecanismos para asegurarse de que su mujer dejaba de respirar, según los forenses: el cable de la lámpara, las manos o una presión de la cabeza contra el colchón (la víctima presentaba una herida en el labio). Establecen que la muerte se produjo entre las 8,00 y las 12,00 horas y que hubo "signos de defensa y lucha, un forcejeo importante; la víctima se resistió".
"Muy dependiente"
Lo "fundamental" para los forenses son los síntomas que presenta su demencia: "Apatía, alteración conductual y falta de emotividad". Admiten que la enfermedad "podía hacerle agresivo", pero tal y como explicó una de las psiquiatras que atendió a Alén, los comportamientos agresivos son más habituales en pacientes cuya conducta social es inadecuada (mear en la calle o robar, puso de ejemplo). No era el caso de Alén, su demencia le hacía "muy dependiente" de su mujer.
El abogado de la defensa, José Manuel Orbán, preguntó por el ADN de un segundo varón encontrado en las uñas de Ferradás. Uno de los forenses declaró que ese "era un hilo del que tirar", aunque los cuerpos de seguridad que acudieron al domicilio tras los hechos concuerdan en que era "imposible" que alguien más hubiese entrado en casa.
Los testigos, una vecina y la cuñada del acusado (mujer de su hermano), definieron a una pareja unida. "Nunca vi matrimonio más feliz", dijo la cuñada. La vecina comentó que Virginia le manifestó en alguna ocasión que la enfermedad de su marido "la tenía frita y triste, pero jamás les vi discutir".
La psiquiatra que atendió a Alén en sus ingresos, definió a una "mujer agobiada a la que le parecía cruel meter a su marido en una residencia". "No era esperable el suceso", dijo.
El psicólogo del centro de salud de O Carballiño atendió a Virginia 11 días antes de su muerte. Dijo que "estaba ansiosa y preocupada por el diagnóstico de José, me parecía un poco peligrosa esa dependencia. No querían despegarse".
La acusación pide indemnizaciones a la familia que ascienden a 190.000 euros. Fiscalía rebaja la petición total a 150.000.
