Una primera partida de 60 cerdos celtas fue enviada esta semana por la cooperativa de cría Oural de Beariz a una empresa de Guijuelo (Salamanca) para su sacrificio y el posterior curado de jamones, paletas y lomos. Los ganaderos estudian fijar un centro de distribución para estos productos.
La sociedad agraria Oural de Beariz ya envió esta semana a una empresa de Guijuelo (Salamanca) la primera remesa de cerdos de raza celta criados en el recinto del monte comunal de Lebozán durante los últimos meses. El convenio entre los ganaderos con la factoría de la localidad salmantina permitió el sacrificio de un total de 60 ejemplares, cuya carne ya está en fase de despiece para la separación de lomos, paletas y jamones, que también van a ser curados en las instalaciones de la empresa, señala José Balboa, portavoz de la cooperativa Oural.
El convenio estipula que los lomos, paletas y jamones serán devueltos a Beariz en el plazo de seis meses, año y medio y dos años, respectivamente. En la factoría de Guijuelo, y tras el sacrificio de los cerdos, estos son abiertos en canal y desgüesados para la separación de las carnes (jamones, paleta y lomos), que se salan y se exponen al aire para su curado durante los periodos citados.
Los socios de Oural todavía no tienen claro el modo de distribución de los productos que llegarán desde Salamanca. Estamos barajando varias alternativas, como la creación de un punto fijo de comercialización o negociar con áreas comerciales, indica Balboa. Los precios de venta tampoco están definidos, porque en el marco de crisis que estamos padeciendo, podrían oscilar dentro de un año.
Un cebadero con 200 animales
El envío de los 60 ejemplares a Guijuelo ha sido compensado con la llegada de otras 50 crías al recinto de Lebozán, totalizando 160 animales. En este cebadero, de 20 hectáreas, se alimentan de bellotas, castañas y nueces antes de cumplir un año. José Balboa adelanta que, antes de enero, incorporaremos otros 60 cerdos más y superaremos los dos centenares de ejemplares.
El convenio estipula que los lomos, paletas y jamones serán devueltos a Beariz en el plazo de seis meses, año y medio y dos años, respectivamente. En la factoría de Guijuelo, y tras el sacrificio de los cerdos, estos son abiertos en canal y desgüesados para la separación de las carnes (jamones, paleta y lomos), que se salan y se exponen al aire para su curado durante los periodos citados.
Los socios de Oural todavía no tienen claro el modo de distribución de los productos que llegarán desde Salamanca. Estamos barajando varias alternativas, como la creación de un punto fijo de comercialización o negociar con áreas comerciales, indica Balboa. Los precios de venta tampoco están definidos, porque en el marco de crisis que estamos padeciendo, podrían oscilar dentro de un año.
Un cebadero con 200 animales
El envío de los 60 ejemplares a Guijuelo ha sido compensado con la llegada de otras 50 crías al recinto de Lebozán, totalizando 160 animales. En este cebadero, de 20 hectáreas, se alimentan de bellotas, castañas y nueces antes de cumplir un año. José Balboa adelanta que, antes de enero, incorporaremos otros 60 cerdos más y superaremos los dos centenares de ejemplares.
