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Las obras consolidan gran parte de la fachada y de la cubierta de Oseira

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photo_camera Estado que presentan diferentes zonas del monasterio de Oseira tras las obras.

Pinturas, puertas y fuentes también han sido restauradas en una primera intervención que pretende tener continuidad 

Policromías, madera y piedra han recuperado parte de su antiguo esplendor en diversos elementos y en la estructura del Monasterio de Santa María la Real de Oseira. Las obras que arrancaban a finales del pasado año estarán concluidas en aproximadamente un mes, dejando al descubierto retazos de historia oscurecidos por el transcurrir de los siglos. El arquitecto, César Portela, dirige esta primera restauración fijándose en las prioridades más acuciantes, según apuntaba el superior de esta comunidad cisterciense, Alfonso Lora Astudillo. Así, una gran parte del esfuerzo se está centrando en el cambio de cubierta que abarca desde el crucero sur de la iglesia hasta el Dormitorio de Ancianos, del siglo XVII, que acoge en la actualidad las dependencias de los 13 monjes que residen en Oseira.

Se trata de una primera intervención, que pondrá fin a las goteras y humedad en parte del cenobio, pero que la comunidad espera que se amplíe a todo el monumento en un futuro próximo.

El visitante se encuentra, nada más entrar en el recinto, con gran parte de la fachada principal del monasterio y de la iglesia limpias de musgo y con la carpintería reformada. Quedará el resto (campanario y otras zonas) para una nueva fase. Ahí, todavía falta una fila de ventanas por reponer antes de rematar esta intervención.

Una vez dentro, se puede observar la tienda de artículos monacales recién remozada, con nuevos muebles y mejor iluminación; continuando hacia el majestuoso Patio de los Caballeros en el que se han reparado ventanales y balconadas, se ha instalado un sistema de riego y ha sido recuperada la fuente central, quedando a la vista su policromía, mientras un circuito cerrado de agua da sonido al lugar. El padre Alfonso Lora declaraba sentirse muy contento con estas obras que eran "las más urgentes", al mismo tiempo que expresa su satisfacción con el plan director de prevención en el que trabaja la Xunta de Galicia para seguir con futuras intervenciones.

Con este proyecto también han quedado a la vista algunas de las losas originales en el fondo de la Escalera de Honor, que estaban sepultadas en tierra y que ha dejado paso a un suelo de granito. Además, el Patio de los Medallones ya dispone de riego, un jardín de lavanda y su fuente también con circuito cerrado de agua.

Un estudio de pigmentación y fijación ha valorado el estado de algunas de las pinturas de la iglesia de Santa María la Real de Oseira, siendo restaurada la imagen de San Francisco, aunque dejando las de otros santos para futuras fases.

Asimismo, la limpieza de algunas de las puertas del siglo XVI como la del Armario del Relicario muestra su magnífico estado de conservación y como el paso del tiempo no ha borrado por completo su colorido.

Sin embargo, al superior lo que más le preocupa es la reposición de toda la cubierta porque todavía quedan zonas con mucha humedad. "Hay que ir poco a poco", puntualiza.

El monasterio recibe al año más de 10.000 visitantes. La tienda y la hospedería con 14 habitaciones son fuente de ingresos a las que se ha sumado la cría de vaca rubia gallega, disponiendo en la actualidad de 26 cabezas. También acoge a los peregrinos en su albergue.

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