Concellos como Carballiño o Beariz duplican población estos meses, impulsando la economía y dando vida a las aldeas
El turismo y, fundamentalmente, los emigrantes que regresan desde América y Europa a disfrutar de sus vacaciones revitalizan Carballiño y muchas localidades de los concellos de la comarca durante los meses de julio y agosto. La villa del Arenteiro duplica su población (14.400 empadronados), según los datos que maneja el alcalde, Francisco Fumega, a partir del consumo del agua durante estos meses. Esto repercute positivamente en numerosos sectores, sobre todo hostelería y comercio, pero también estaciones de servicio, alquiler de vehículos, transportes, entre otros muchos.
Noelia Mares, gerente del Centro Comecial Aberto, que aglutina a establecimientos comerciales y también de hostelería, constata que en este último ramo hay negocios que facturan en verano el 40% de todo el año. "Todos hablan en positivo, se incrementa población y, en consecuencia, las ventas". En lo que concierne a los comerciantes, valoran el hecho de que "los emigrantes son fieles al comercio de cercanía, repiten cada año sus compras en los mismos establecimientos, y también con la hostelería", señala Noelia Mares, y añade "este verano el incremento en el comercio es importante pese a que ya estamos en rebajas, pero hay ganancias porque duplicamos la clientela, y en los últimos años notamos que no sólo compran los emigrantes de América sino también los europeos".
Transporte
El transporte es otro de los sectores que directamente se benefician con el retorno de los emigrantes en distintos países de Europa. Manuel Carballeda es el presidente del Área Empresarial de Carballiño y propietario de la empresa Montañesa, que es la única de la comarca que realiza las líneas desde Alemania, Holanda, Suiza, Bélgica y Francia, entre los meses de julio y agosto, para toda España. Carballeda apunta que durante el verano traslada cada año a esta comarca en torno a un millar de emigrantes, que disfrutan de estancias mayoritariamente de tres semanas y en algunos casos de dos. "En julio regresan de Alemania, Holanda, Suiza y Bélgica y en agosto de Francia", señala Manuel Carballeda. Estas rutas las hace tres días a la semana durante todo el año, pero en verano y Navidad, en lugar que un único autobús pueden llegar a ser dos, tres e incluso seis diarios, "porque además de esta comarca también van a otros lugares de España", matiza.
En cuanto al área empresarial, afirma Carballeda: "No está tan influenciada por el turismo y el regreso de emigrantes como el comercio en general y la hostelería en particular, pero sí que se benefician sectores vinculados a los desplazamientos e incluso talleres para vehículos o distribución de combustible, en una comarca en la que el número de vehículos por habitante es superior a la media gallega". Además, este empresario se refiere a la repercusión positiva que tiene en las aldeas, "cuando se están quedando desiertas, el regreso de los emigrantes les da vida".
Calidad de vida
El portavoz del grupo de gobierno de Carballiño y concejal de Cultura, Diego Fernández, explica que gran parte de su familia emigró y viene cada año a Carballiño: "Y los hijos y nietos comparten las actividades que se organizan y eso les anima a volver porque se relacionan con otros jóvenes y por la buena calidad de vida, la seguridad y los servicios que se ofrecen". "Los abuelos -añade- están contentos porque los nietos crean aquí vínculos y se animan a volver". Desde el punto de vista económico, afirma el concejal que "aportan muchísimo a muy diferentes sectores y, además, invierten en la reforma de viviendas y en la apertura de negocios, ayudando a mejorar lo que tenemos aquí y aportando una visión diferente".
Uno de los concellos de la comarca que más vecinos ha aportado a la emigración, concretamente a México, es Beariz, que coincidiendo con el periodo vacacional también duplica población, rondando los dos mil habitantes. Esa situación requiere reforzar servicios con la contratación de nueve personas que desempeñarán su trabajo en las oficinas municipales, mejora de viales y, sobre todo, en las instalaciones deportivas y de ocio que funcionan a pleno rendimiento en esta época, según declara el alcalde, Manuel Prado.
La presencia de los emigrantes, además de revivir muchas aldeas que en invierno están vacías, también hace posible algún que otro proyecto, que no se podría llevar a cabo sin su participación. Es el caso de la iglesia de Feás, en Boborás, en donde la generosa donación de vecinos y de emigrantes permite realizar una reforma integral que era muy necesaria.
