Crónica

Wintila no estrenó su carro

El sacerdote Víctor Bernárdez recoge la ofrenda, ayer en la iglesia de Punxín (MARTIÑO PINAL).
photo_camera El sacerdote Víctor Bernárdez recoge la ofrenda, ayer en la iglesia de Punxín (MARTIÑO PINAL).
Los devotos de San Wintila, en Punxín, asistieron a misa pero no pudieron salir en procesión con el carro y los bueyes. Hubo ofrendas al santo, pero, eso sí, en versión reducida y sin la subasta, por el covid.

La gran fiesta en honor de San Wintila quedó reducida ayer a la celebración de una misa y a los encuentros en familia en los domicilios. Por segundo año consecutivo no se ha podido estrenar el carro de bueyes restaurado para sacar al santo en procesión, por causa de la pandemia, aunque los devotos al menos pudieron asistir al culto, algo que no pudo ser el pasado año, para lo que incluso ya tenían alquilados los bueyes, y quedando constancia únicamente de que era fiesta por el sonido de las campanas.

El sacristán de Punxín, Jonatan Veiga, aseguraba que lo del carro y los bueyes no responde a ningún capricho sino a la leyenda que rodea el fallecimiento del ermitaño cuando se disputaban sus restos las parroquias de Freás y Santa María de Punxín en el año 890. Por aquel entonces, habían acordado que fuesen los animales quienes decidieran el lugar para darle sepultura, dirigiéndose finalmente los bueyes a Punxín, en donde se construyó la iglesia parroquial en cuyo altar mayor se encuentran los restos.

Con el aforo limitado, hubo gente que en el día grande de San Wintila no pudo acceder al interior de la iglesia para asistir a la misa oficiada por el sacerdote Víctor Bernárdez. Aunque se mantuvo la tradición de la realización de la ofrenda por parte de miembros de Extensión Agraria de Ribadavia, teniendo en cuenta que San Wintila es el patrón del campo, en esta ocasión también fue necesario por precaución sanitaria suspender la ofrenda que tradicionalmente hacen los vecinos de todo este entorno. 

Punxín 12/4/21
Misa por San Wintila en Punxín

Fotos Martiño Pinal

La ofrenda consiste en dejar en la caseta de San Wintila, en el exterior de la iglesia, desde animales vivos como gallinas, cerdos y ovejas, pasando por todo tipo de productos agrícolas, además de piezas de carne, huevos o chorizos, que después se subastaban por la tarde. 

Los feligreses esperan que después de un 2020 sin poder honrar a su santo ni tan siquiera con una misa, y de un segundo año muy limitado por las restricciones sanitarias, para el 2022 se pueda celebrar la fiesta a lo grande con verbenas incluidas, tras su recuperación hace tres años. Al mismo tiempo que se puedan oficiar misas como era habitual desde las 08,30 horas este lunes siguiente al de Pascua, el día de San Wintila, protector de las tierras y de los animales. El cura, no obstante, recogía ayer una ofrenda más pequeña durante el ofertorio a base de hortalizas y alguna que otra pieza de carne.

La patrona de Punxín es Santa María, pero los vecinos de Punxín sienten una predilección especial por este ermitaño.

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