ENTREVISTA

"La alfarería está poco explotada y, de seguir así, pronto sólo se verá expuesta en museos"

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photo_camera Antón Román Vázquez.

Antón Román es uno de los maestros de la alfarería y puso sus conocimientos al alcance de los vecinos de Ribadavia en el Festival Ibérico dos Oleiros

El Concello de Ribadavia preparó para esta Semana Santa un programa basado en actividades culturales y tradicionales. Entre ellas se encontraba el Festival Ibérico dos Oleiros, celebrado los días 30 y 31 de marzo y 1 de abril en la Iglesia de la Magdalena. La iniciativa contó con una exposición de muestras, charlas y animación en vivo y talleres para enseñar a todo tipo de públicos el trabajo con las manos. Antón Román es uno de los maestros de este arte que puso sus conocimientos al alcance de todos los asistentes y contó cómo fue esta experiencia. 

¿Cómo resultó la muestra celebrada este fin semana?

Se cumplieron las expectativas a todos los niveles. Tuvimos que abrir antes de la hora por la cantidad de gente que había y muchos se animaron a participar, tanto niños como mayores. En cuanto a ventas, estamos bastante satisfechos. Algunos no veníamos a eso y, aún así, nos salió bien. 

¿Qué es lo más difícil de este trabajo?

Llevo 44 años dedicándome a la escultura cerámica y sé un poco de lo que hablo. Lo más complicado es tener una estructura de hornos y de materiales de trabajo y hacer que la gente entienda lo complicado que es hacer una figura de este tipo. La gente se cree que salen como rosquillas y, en realidad, hay mucho esfuerzo detrás, cocerlas dos o tres veces, esmaltarlas... Es un aprendizaje continuo, pero si te gusta, no hay mayores dificultades. La crisis afectó mucho a la alfarería tradicional y a la cerámica. 

¿Cómo está este sector en la actualidad?

Está poco explotado y se está perdiendo mucho. Si haces un recuento, no hay muchos profesionales dedicados a ello y ya no se trata de tradición familiar. Si esto sigue así, la alfarería sólo se verá en exposiciones de museos.

¿Se podría remontar la situación?

Esta iniciativa que llevamos a cabo en Ribadavia es una buena forma de promocionar y poner en alza el trabajo tradicional. Siempre se puede hacer algo por remontarlo, pero hay que tener ganas. Este tema es la pescadilla que se muerde la cola. Los alfareros tienen que reivindicar sus derechos, unirse a nivel gremial y pedir por ellos.

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