De camino a Cenlle el asfaltado de la carretera desaparece bajo restos de maleza . Árboles de tamaño considerable arrancados de cuajo dejan al descubierto sus raíces. Cenlle a las 17,00 horas de la tarde de ayer era como un pueblo fantasma. El único ruido que se escucha es el de los múltiples generadores que han traído varios vecinos para disponer de corriente eléctrica en sus viviendas. Antonio Regueira es el dueño de uno de los dos bares del pueblo y se ve obligado a atender a los clientes con linterna de minero en la frente y un generador que le acaban de prestar. Por la calle, Modesta Fernández empujando, junto con su marido, un carretillo de leña."Llevamos sin luz desde ayer -por el sábado- a las cuatro de la tarde y esta es la única manera de calentarnos y tener claridad en casa". Esta vecina, que regenta una tienda en el pueblo, ha tenido que cerrarla y mandar la mercancía congelada para la casa de su hija en Osmo.
Mientras, su convecina, Angelina Rodríguez, se toma la vida con filosofía y confía en su estufa de gas. "Hai que recurrir a antigos artiluxios para pasar ó día, estar quente dentro da casa", ironiza.
El complicado panorama de Cenlle por falta de luz era extensible a Punxín, Avión, Ribadavia, Boborás y San Amaro. La mayoría de los vecinos llevaban ayer más de 24 horas sin servicio eléctrico, básico en estas fechas para disponer al menos de calefacción. La situación, en el caso de los habitantes de Punxín, San Amaro y Cenlle, estuvo a punto de recrudecerse en la mañana de ayer al pender de un hilo el suministro de agua potable.
El vecindario se abastece a través de un bombeo desde el cauce del río Miño, pero la falta de corriente mantenía apagadas las máquinas. Los regidores recurrieron, de forma conjunta, a una empresa de Lugo, "que nos facilitou un xenerador e de momento todos os veciños dispoñen de agua nas casas. Non quedaron sin ela por pelos", aseguró el alcalde de Cenlle, Grabriel Alén, puntualizando que hay algunos vecinos que no disponen de servicio (no reciben agua del Miño), "pero estamos intentado solucionar o problema".
La caída de árboles cortó la mayor parte de las carreteras que discurren por este municipio, según Gabriel Alén, pero ayer ya estaban todas abiertas al tráfico. "Estivemos traballando toda a noite", lamentó.
La retirada de árboles y postes también fue intensa en toda la comarca de O Ribeiro y en la de Carballiño.
