REPORTAJE

El Club Artístico sopla 100 velas

El certificado del nacimiento del Club Artístico de Ribadavia fue firmado el 25 de abril de 1914 por Manuel Freijido, que sería su presidente, y por Rogelio Domínguez, como secretario de la entidad 

El Casino (1889) fue la primera sociedad recreativa ribadaviense y tuvo su sede en la Plaza Mayor. Fue sustituida a comienzos del pasado siglo por La Tertulia (1901) que se instalaría en "la espaciosa casa de la viuda de Pardo" en Salgado Moscoso y se mantendría en activo hasta 1913. Poco antes se había formado en la calle de san Martín la agrupación Sport y Recreo Avia Foot Ball Club (1910) y tras su disolución surge el ya secular Club Artístico, cuyo certificado de nacimiento firman el 25 de abril de 1914, Manuel Freijido su presidente y Rogelio Domínguez como secretario.

A lo largo de su centenario ocupó diversos inmuebles de la calle Progreso. Su primera ubicación fue el edificio "La Estrella", hoy desaparecido, al que le seguiría el local de Jesús Sánchez, que después ocuparían La Peña y Abrente sucesivamente, para recalar en la casa de Gualberto Ulloa, también víctima de la piqueta al construir la Plaza de Abastos. Fue durante la permanencia en este último local y ante lo exiguo de sus dimensiones, cuando la directiva aceptó la propuesta de J. Meruéndano de construir en un solar de su propiedad un edificio"ad hoc"que albergaría desde 1925 la sociedad en régimen de alquiler y que terminaría comprando el Club en 1958 durante la presidencia de Jaime Dávila.

En la estela de sus antecesoras priorizó el aspecto lúdico e hizo suyo el calendario festivo de las desaparecidas parroquias locales,así junto a los bailes clásicos de Año Nuevo, Reyes, Carnaval y las fiestas del Portal, había concurridos asaltos en La Candelaria y Las Angustias, destacando la verbena de san Juan que se celebraba "en el lujoso y amplio jardín"y que con el paso del tiempo sería la fecha en la que se elegía a la miss Club que a modo de sinécdoque local, equivalía a miss Ribadavia. Estos espléndidos saraos estaban amenizados por acreditados pianistas como Negretti (1918) o Luis Brage (1929) quien fue contratado a razón de 75 pesetas mensuales.

En la década de los treinta fue el ágora donde se comentaban ideologías y proyectos y desde su tribuna se escucharon las voces del sacerdote agrarista Basilio Álvarez, el prehistoriador López Cuevillas, Álvaro de las Casas y d. Ramón Otero Pedrayo. Asimismo actuó como anfitriona de cuanta personalidad digna de tal renombre nos visitara y en sus salones tuvieron una cálida acogida el ribeirán Eladio Rodríguez, presidente de la Real Academia Galega,el político Calvo Sotelo, el aviador Piñeiro, José Antonio Primo de Rivera,el diplomático ribadaviense Meruéndano Arias, el torero Castrelito y la miss Orense de 1933 Marujita Iglesias.

Como epicentro local fue el punto de partida y la meta de competiciones deportivas como la Vuelta Ciclista al Ribero (1931) que partió desde el Club, dando la salida el presidente Siro Alonso.

Con el paso de los años la sociedad fue diversificando su oferta.En 1960 participó en La Batalla de Flores en las fiestas de Orense, con una original carroza ocupada por un inmenso culeiro rodeado de hermosas vendimotas y coronado por el dios Baco. En el capítulo musical es de justicia recordar la figura impagable de Fidel Dávila, el maestro Fidel, quien se encargó de organizar con varias generaciones, rondallas oficiosas que cristalizarían en los ochenta con la célebre "Rondalla Club Artístico". Junto a ella la nutrida Coral proporcionó magníficos recitales en la sociedad ribadaviense. Tuvo también su equipo de baloncesto, sus campeonatos de ajedrez, dominó, billar y pimpón y hace 50 años, en sus bodas de oro, convocó un concurso periodístico que ganaría José Mª Álvarez Blázquez con Elogio de Ribadavia, en esas jornadas conmemorativas, impartió una conferencia el hoy presidente de la Academia Galega, Xesus Alonso Montero.

Mediados los sesenta la entidad mudó su aspecto, el inmueble original con sus elegantes salones, luminosas galerías y un hermoso jardín, se demolió. En su lugar una construcción ecléctica y de dudoso gusto reemplazó a uno de los edificios más singulares de la villa. Desde entonces, las verbenas de san Juan, pese a los empeños del conserje Argimiro con sus guirnaldas y coloridos farolillos, nunca fueron las mismas. De la atmósfera de aquel entonces pervive el rito del crespón, que en la fachada principal honra al socio fallecido en su postrer viaje hacia la de Boán.

Tras este rápido recorrido por cien años de existencia, haciendo un sucinto balance nos encontramos a día de hoy con una directiva que, saldando deudas con su historia, presenta una cuota femenina del 100%.A una sociedad que como tantos casinos, permanece en un letargo que hace incierto su futuro y a unos logros citados por nuestros abuelos-fundadores, que fueron unánimes al señalar al Club como el punto de encuentro de una vecindad fuertemente estratificada y por ende separada, que en sus locales inició una convivencia, exclusivamente masculina entonces, que pervivió todo un siglo.

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