Productores buscan solución al minifundio de los viñedos del Ribeiro

Alfredo Fernández, José Estévez, Antonio Cajide y Alberto Úbeda, directivos de los "colleiteiros".
photo_camera Alfredo Fernández, José Estévez, Antonio Cajide y Alberto Úbeda, directivos de los "colleiteiros".
La Asociación de Colleiteiros ha pedido ayuda a la CEO para hallar la fórmula de unificar tierras

La Asociación de Colleiteiros Embotelladores do Ribeiro ha dado los primeros pasos y trabaja con la Confederación Empresarial de Ourense (CEO) para buscar una fórmula normativa que le pueda dar solución al problema del minifundismo de este colectivo en el Ribeiro. El departamento Jurídico de la entidad empresarial está estudiando posibles soluciones tras contactar con la Consellería de Medio Rural para plantearles la situación. Así lo confirmaba también la presidenta de la CEO, Marisol Novoa, que según indicó "se está tratando de hacer agrupaciones de fincas, estudiando una solución con Medio Rural".

El problema de la división minifundista de tierras en Galicia afecta también a los viñedos y al sector vitivinícola, una actividad que en los últimos años está aportando valor al medio rural y contribuyendo a fijar y retener población. Los "colleiteiros" apuntan que sin embargo, existe "un escollo importante para seguir creciendo y es este reparto de las fincas que muchas veces limita los proyectos de las bodegas, pero también su actividad o la apuesta por procesos más sostenibles o innovadores".

Actualmente, los 56 colleiteiros de la DO Ribeiro cuentan con aproximadamente 150 hectáreas divididas en unas 1.700 fincas, lo que arroja una media de 2,68 hectáreas divididas en 30 fincas por "colleiteiro", y 881 metros cuadrados por cada finca, aproximadamente. Señalan desde la asociación que "esto sucede porque muchos colleiteiros fueron heredando o adquiriendo fincas anexas a las que tenían, y esto provoca que lo que sobre el terreno es una sola finca, sobre el papel son una infinidad de parcelas". Así, indican que los ejemplos hablan por sí solos: "un colleiteiro que tiene 8,5 hectáreas dispone en total de 69 parcelas; otros dos, cuyos terrenos son de 1,7 hectáreas, en realidad cuentan con 76 y 78 fincas o microparcelas y estos son sólo algunos casos de muchos que se dan a lo largo y ancho de la Denominación de Orixe Ribeiro. ".

Se trata de que tanto en la realidad como en los correspondientes registros figure como una única finca, lo que facilitaría tanto el acceso a ayudas oficiales como créditos o el desarrollo de determinados proyectos innovadores.

El sector del vino espera con expectación la nueva ley de recuperación agraria, con la que se prevé dar una solución a este problema que plantean los "colleiteiros" y, en general, al minifundismo existente en la Denominación que reduce la rentabilidad y en consecuencia el relevo generacional.

El Consello Regulador y bodegas demandan ampliar la producción a nuevas superficies

El presidente de la Cooperativa Viña Costeira, Andrés Rodríguez, reconocía el problema que plantean los "colleiteiros", aunque apuntaba también a otro mayor que soportan los viticultores proveedores de uva y que se produce cuando esas parcelas están separadas. Con una media de 6.000 metros cuadrados en producción dividida la superficie en 10 fincas, se hace imposible la mecanización de los trabajos en los viñedos y la rentabilidad necesaria para que se interesen las nuevas generaciones.

Andrés Rodríguez señala que los costes de producción en este tipo de explotaciones tan pequeñas "son elevadísimos e incluso cuesta encontrar personal para las labores específicas y por eso la tasa de abandono de tierras a que se enfrenta O Ribeiro es terrible".

El presidente de Viña Costeira piensa que el problema ya no está en el precio de la uva, que ha subido, sino en la escasa rentabilidad debido al minifundio y ese sentido espera que las administraciones "nos ayuden a hacer polígonos agrarios para ponerlos en manos de quienes los quieran trabajar".

El presidente del Consello Regulador da Denominación de Orixe Ribeiro, Juan Manuel Casares, declara que la solución para O Ribeiro pasa por "habilitar tierra. Estimo que entre la superficie que se ha perdido estos años y en base a un estudio realizado con vistas a 10 años, la denominación va a necesitar 500 hectáreas de viñedo", según indicó, para estar en primera línea dentro del ámbito español.

Las bodegas deben disponer de tierras para hacer nuevas plantaciones, según opina Casares, así como los viticultores que "quieran redimensionar sus explotaciones y para la incorporación de mozos a la viticultura". Juan Manuel Casares también se refiere a la necesidad de una línea de ayudas oficiales más ambiciosa para propiciar el relevo generacional.

Finalmente, añade que son importantes las "decisiones políticas al respecto de sortear las consecuencias del cambio climático", refiriéndose a que habrá que subir la altitud de los terrenos en producción para lo que se debería poder disponer de montes comunales y otras superficies.

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