Fotos como esta son las que te hacen ver que estás mayor. Comenzaba el año 71 (50 añazos, ya) y se aprobaba el decreto ley por el que se iban a realizar las obras del tan ansiado Plan de Accesos a Galicia, que iba a poner fin al aislamiento secular que siempre sufrimos. O eso es lo que se pretendía, los entendidos dirán si se consiguió. Yo recuerdo durante un buen periodo de tiempo este tramo, parado (aproximadamente hacia 1974) se remató hasta debajo justo del Puente Nuevo y allí, con una pequeña montaña de arena, remataba la zona asfaltada.
De aquellas se había inaugurado a un tiempo la conocida como “Avenida del Polvete”, una pista de atletismo (el gran Julio organizó, aprovechando el espacio sin tráfico, el Cross del Libro y los antecedentes de la carrera de San Martiño, versión cross) y una zona de juegos, quizás por eso años después se decidió abrir el Parque Miño.
Espero no equivocarme si os digo que en la fotografía se ve lo que había sido desembocadura del Barbaña, ya cubierta para después construir encima la calle Pardo de Cela (la que permite que el puente Lebrón se disfrace de calle por uno de sus lados). Creo que en ese momento de ejecución de las obras ya se había descartado la opción de modificar uno de los “ojos” de nuestra Ponte. Seguramente esa fuera una de las últimas misiones de San Roque en nuestra ciudad (por si alguien lo duda, es con retranca este último comentario).
Gracias a mi gran amiga Mayte Rodicio por acordarse de mí cuando encontró estos recortes de prensa y otras joyitas en su biblioteca y habérmelos regalado.
