OURENSE NO TEMPO

Misión, revista de interés nacional

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A pesar de que la revista en sí, constaba únicamente de 16 páginas, proporcionaba al lector una abundante fuente de lectura y entretenimiento,

No me atrevo a juzgar si sería buen momento o no, el elegido para sacar una nueva revista al mercado, pero el 16 de febrero de 1937 sale a la luz el primer número de la revista Misión. Se trataba de un reto personal del polifacético Ricardo Outeiriño, quien junto a su hermano Alejandro dirigía el periódico La Región desde septiembre del 32 (una simbiosis perfecta, periodismo y gestión empresarial).

La colaboración de Prensa Católica fue imprescindible, pero realmente el trabajo y las amistades de Ricardo Outeiriño fueron los pilares que consiguieron hacer de esta revista (como afirma Marcos Valcárcel), “una publicación importante en el panorama de la prensa del nuevo régimen político”. Misión, desde un primer momento, se postula como instrumento de ayuda en el trabajo educativo y formador del cura y el maestro; éstos, según el editorial de presentación que en el primer número escribe Ricardo, son los elementos fundamentales para el desarrollo de las aldeas, que en aquellos momentos constituían los principales núcleos de población de nuestra Galicia.

A pesar de que la revista en sí, constaba únicamente de 16 páginas, proporcionaba al lector una abundante fuente de lectura y entretenimiento, ya que cada entrega se completaba con unos suplementos que permitían a sacerdotes y maestros hacerse con una pequeña pero interesante biblioteca de gran utilidad para sus acólitos. Robinson Crusoe, sonetos de Góngora, textos de Murguía, villancicos, etc., etc.

Ricardo jamás escondió su ideología conservadora ni su ferviente catolicismo, que plasmó en sus aventuras empresariales y en los muchos textos que publicó en prensa. Los habituales editoriales que abrían los primeros números de Misión son prueba de ello. Asimismo, su talante le permitía contar con la amistad de grandes ourensanos con los que tenía trato habitual en La Región y que no dudaron en seguirlo en esta nueva aventura.

Desde el primer numero, dos plumas ourensanas de prestigio aparecen en las páginas de la revista, son Otero Pedrayo y Vicente Risco (como detalle anecdótico, está el hecho de que Don Ramón estuviera “a punto” de incumplir la promesa de no firmar con su nombre artículos no escritos en gallego, y así, en la página 10 aparece un texto bajo el título "Canto de muerte y de vida" firmado con las iniciales R.O.P.). Los dos amigos se iban a convertir en los más prolíficos colaboradores de la revista en su primera etapa, la ourensana; de hecho, en más de un numero su participación es masiva, hasta seis artículos de Otero junto a tres de Risco, aunque eso sí, en los dos casos utilizaban diferentes pseudónimos que conseguían disimular la reiteración de artículos. Otros articulistas de excepción fueron Cuevillas, Casado Nieto, los mercedarios Placer y Silva Castro, o un joven Bartolomé Mostaza, que daba sus primeros pasos en ese mundo de la prensa, en el que tras pasar por varias cabeceras (Arriba, Ya, etc.) llegó a dirigir la Escuela oficial de Periodismo.

De alguna manera, y sin discutir el placer que suponía la escritura para Otero y Risco, no se oculta que probablemente tuvieran motivos añadidos para realizar tal producción literaria. En el caso de Risco, es evidente su intento de acumular artículos mostrando afinidad con el régimen, y en el de Otero, en la práctica recluido en Trasalva, apartado de la actividad docente, no dejaría de suponer un pequeño balón de oxígeno económico el publicar todos esos artículos.

Cincuenta y cuatro fueron los números editados en Ourense para después trasladar el periódico a Pamplona, donde su director, Cerezales, tenía que residir por cuestiones profesionales. Ricardo Outeiriño siguió al mando e incluso se desplazó a Navarra para organizar el traslado, pero al poco tiempo convenció a Risco de pasar una temporada en Navarra colaborando con Cerezales.

Poco a poco la revista fue ganando lectores, al tiempo que crecía en tamaño y numero de hojas, requiriendo una dedicación que ni Ricardo ni Cerezales podían darle, por lo cual se hace cargo de la dirección Peña Ibáñez, quien continuó contando con colaboraciones ourensanas, a Otero y Risco se unieron personajes como Prego de Oliver o Xose Fernández Oxea, que continuaron marcando el ADN de la publicación.

Publicación nº 179 en la catalogación de Marcos Valcárcel en su “A prensa en Ourense e a súa provincia”. Imprescindible la lectura de los trabajos de Olivia Rodríguez González: “Ramón Otero Pedrayo en la revista Misión, de Orense, durante los años de la Guerra Civil” y “La obra narrativa de Vicente Risco”, publicados en la red.

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