OURENSE NO TEMPO

La Plaza de Abastos, 1900-1935

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photo_camera Estado de las obras hacia 1931.

El entorno de la Praza Maior era el foco principal, plaza das Damas, la Magdalena, la Barrera, San Marcial..., aunque también la plaza del Hierro y la de la Trinidad acogían a sus gremios correspondientes.  Esa situación se iba haciendo cada vez más insostenible; garantías sanitarias sobre todo exigían un cambio radical. Fue así como desde los comienzos del siglo XX se iniciaron los trabajos que finalizarían dando solución al problema.

El principal escollo con el que se enfrentaron los diferentes alcaldes que fueron pasando por la corporación para solventar el tema no era el económico (que también), sino que fue el de la ubicación. La parte alta de la ciudad se descartó desde el primer momento, así como el centro urbano: la escasa amplitud de las calles no lo aconsejaba. Las miradas se centraban en la parte baja de "la Carretera" (calle del Progreso). Los desniveles que ofrecía esa zona eran muy interesantes para abaratar costes de la obra, pero las posibles expropiaciones lo complicaban. 

En ese estado nos encontrábamos cuando finalmente, hacia 1925, se plantean dos opciones: el solar ocupado por el antiguo Hospital de San Roque en la Alameda, o las fincas que, comenzando en la Alameda y lindando con el muro puente de la Burga, llegaban hasta  la Canella do Rastro. De nuevo el coste de las expropiaciones decide, inclinando la balanza por economía hacia la segunda opción, pero de manera incomprensible habían transcurrido dos años (febrero de 1927). 

Comienzan así las negociaciones para expropiar los terrenos, en los que se incluyen cuatro pequeñas edificaciones, al tiempo que el arquitecto municipal, sr. Conde Fidalgo, desarrolla el proyecto y el plan de obra (se trataba del segundo, ya que con anterioridad había realizado todos los trámites para la otra ubicación en liza). Incluso el tema económico parece solventado, ya que el ayuntamiento debe afrontar en esos momentos la solución al problema del suministro de agua a la ciudad y alcantarillado, junto a la construcción del nuevo matadero. En la misma operación se engloban todas las necesidades, solicitándose un empréstito al Banco de Crédito Local de 3,5 millones de pesetas (de manera anecdótica, en euros serian 21.000), y de éstas para la plaza de abastos se presupuestaron 841.663.

Aun a pesar de los impulsos dados por las autoridades al tema, no pudo ser hasta enero del 28 cuando  la junta de Sanidad del Ministerio de la Gobernación aprueba el plan de obras y por fin dan inicio en ese mismo año.

Cuando se inaugura la obra estábamos en 1935. El edificio principal se veía libre de todos los añadidos que el tiempo le ha ido colgando. Lo más llamativo era que entre  el puente de la Burga y la plaza existía un espacio diáfano de 20 metros cuya pendiente se había salvado por unas escaleras de perpiaño.  Puestos de rianxo y locales comerciales pegados al puente han ido reduciendo el espacio.  Muy beneficioso también para la zona fueron los accesos creados para la plaza: la calle que baja entre ésta y la alameda, y la que la rodea permitiendo llegar a la parte baja (hoy creo que hace mucho que no se utiliza), pero antiguamente las mercancías entraban por la planta baja.

En aquel tiempo fue toda una revolución, lo mismo que esperamos que sea la remodelación que se proyecta en la actualidad. Cierto que los trámites y trabajos van lentos, pero estoy seguro de que no llegaran a los casi 35 años que os acabo de relatar.

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