OURENSE NO TEMPO

Triste adiós

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photo_camera Oficinas del Banco de La Coruña en los años 60, en la esquina Paseo con Paz Novoa. Foto Villar, copia propiedad de J.J. Gil.

Ourense ve nacer en 1860 la primera oficina del Banco de España, y con ella no tardarían en llegar representantes, delegados o corresponsales de otras entidades

Adiós bancos; adiós caixas,/ Adiós cartillas e petos./
Adiós cartos dos meus vellos./ Non sei cando nos veremos.

En estos días pasados, se consumó el triste final de un sueño: el último banco de origen gallego, fue vendido por un euro: adiós Pastor. Antes se habían despedido las cajas, aquellas que con tanta ilusión habían creado nuestros abuelos, “sin ánimo de lucro”. Su fin principal era asegurar los ahorros de cualquier ciudadano y fomentar el desarrollo empresarial de la comunidad, pero… Hoy como consuelo nos queda un “híbrido”, o así me gusta denominarlo, ya que aunque funciona totalmente como una entidad bancaria, los clientes continúan viéndolo como su caja: se trata de Abanca.

Permitidme hoy echar la vista atrás, hacia la banca de nuestra ciudad y provincia. Para ello cuento con el trabajo que el admirado Luis Rivas Villanueva publicó en 1990: "Banqueiros ourensáns na Restauración".

Antes de continuar deberíais recordar que antiguamente el sistema bancario tenía pocas similitudes con el actual, quizás porque lo que hoy se resuelve con un clic de teclado, en aquellos tiempos requería un concienzudo trabajo de varios empleados, y la atenta supervisión de sus jefes. Este simple hecho, entre otros muchos, no permitía abrir al gran público la oferta bancaria estando ésta reservada a empresas y negocios, y por ello a quienes los manejaban, las clases altas y medio altas. El resto de ciudadanos tenía que conformarse con el socorrido colchón o alguna baldosa mal ajustada para guardar sus tesoros, o acudir a casas de empeño y/o montes de piedad para obtener crédito. Con el tiempo fueron las cajas de ahorros y cooperativas las destinatarias de estos ahorros.

Con esta muy resumida tesitura, Ourense ve nacer en 1860 la primera oficina del Banco de España, y con ella no tardarían en llegar representantes, delegados o corresponsales de otras entidades. Uno de los primeros fue probablemente el que más honda huella dejo en la ciudad: Manuel Pereiro Rey. En 1854 el Banco de Santiago lo destina a nuestra ciudad y gracias a su buena gestión no tarda en ganarse la confianza de los ourensanos, decidiendo constituirse en banco privado (1861). Tuvo sus oficinas en un edificio situado donde hoy está la Diputación provincial, y en su propio domicilio de Instituto 5 (hoy Lamas Carvajal). Fue nombrado alcalde en dos ocasiones 79-81 y 95. La lista de cargos con responsabilidades que ostentó es muy amplia y abarcan desde lo local hasta lo internacional, ya que gozaba de gran prestigio entre la potente colectividad de emigrantes ourensanos y formaba parte del mundo cultural de la provincia. En 1895 se le encarga la gestión de la sucursal del Banco de España por su bien ganado prestigio. Sin embargo, con su fallecimiento en 1901 la Banca Pereiro Rey desapareció por no tener continuidad en sus hijos. 

Al tiempo que comenzaba Pereiro Rey su actividad ourensana, don Alejandro Pérez González y su sobrino Juan Fuentes Pérez unían fuerzas y patrimonio para abrir la que sería Banca de Juan Fuentes Pérez, en la calle del Instituto 4, (1880). Durante años su desarrollo fue satisfactorio.

En 1912 fallece don Juan, y la sociedad se transforma en Viuda de Juan Pérez e Hijos. Todo continúa perfectamente hasta que la situación internacional (guerra mundial) y unas desacertadas decisiones inversoras condujeron a la quiebra en 1923.

En tercer lugar, conocemos la existencia de la Banca Romero (Pedro Romero Muelas) desde comienzos del siglo XX, aunque fue su hijo Pedro Romero Cambón quien más tiempo figuró al frente de la entidad, eso sí, con la denominación Banca de Pedro Romero y Hermanos. Esta entidad tenía inversiones de todo tipo, destacando las empresas madereras, minas y las bodegas de Os Peares con las que llegaron a exportar el vino ourensano a las Américas. Una política expansiva de alguna manera descontrolada llevó a la suspensión de pagos en 1921. El proceso causó gran convulsión en la ciudad por la gran cantidad de clientes particulares involucrados y por la lentitud en liquidar la empresa. Las críticas fueron hasta violentas, si bien un análisis a posteriori demuestra que la gran mayoría de inversores recuperaron gran parte de su dinero. 

Al margen de estos dos proyectos con desagradable final, especial mención merecen las entidades que surgieron en las villas hacia 1895. Gregorio Cid Nieto funda la Banca Cid en Verín, y Ramón Gómez Nogueira, la Banca Nogueira en Ribadavia. Estas dos, de alguna manera, aún hoy continúan en activo, ya que en su momento los propietarios decidieron la venta o fusión con grandes entidades: Cid, con Banco Santander, y Nogueira, con Central. Hoy…

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