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Aquellos veranos: La vida en Cabreiroá

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photo_camera 1921. Panorámica del Balneario de Cabreiroá desde el hotel en una foto de postal doble.

A tomar las aguas en los balnearios de Ourense, una de las actividades más deseadas a finales del siglo XIX y principios del XX para el "veraneo"

Los clientes del balneario se dividían fundamentalmente en dos grupos principales: los hospedados en el hotel y los que únicamente acudían por la mañana a recibir el tratamiento aconsejado, con el consiguiente ahorro que eso suponía (el alojamiento se realizaba en casas de la villa, o en establecimientos de precio más bajo que el Hotel Balneario). Los huéspedes eran necesariamente gentes de un alto valor adquisitivo, máxime cuando no era extraño verlos acompañados de toda la familia. 

UN DÍA EN EL BALNEARIO
De estos últimos os voy a relatar cómo era su día a día, obviando el hecho de que la mayoría de los pacientes repetían año tras año.
A su llegada al hotel, los pacientes tenían visita al médico, que normalmente había recibido los informes facilitados por otros profesionales. En base a la entrevista y esos informes, le diseñaban un tratamiento personalizado en el que nada quedaba al azar. 
Las mañanas eran los momentos de más actividad desde bien temprano, entre baños, ejercicios y continuas ingestas de agua no quedaba tiempo para casi nada; mientras la familia disfrutaba de paseos por los jardines, baños en algunas zonas habilitadas y excursiones que el establecimiento organizaba.
La comida, uno de los momentos más importantes del día, se servía a las 12.00 horas  y normalmente se realizaba en un comedor "general", donde todos los huéspedes coincidían e intercambiaban saludos. 
Después de la comida y hasta las cuatro de la tarde música, conversación e incluso algún baile.
Las primeras horas de la tarde y escapando de los rigores del verano el tiempo se "perdía" en un reparador descanso, para el cual huéspedes y personal procuraban hacer el menor ruido posible. Las habitaciones solo recibían el murmullo de los árboles y el trino de algún "atrevido" pajarillo.
Llegado este momento, como curiosidad, los huéspedes ya habían cambiado de vestuario al menos en tres ocasiones: cómodo para desayuno y paseo, albornoz para el baño y elegante para asistir al comedor. Aún quedaban al menos otros dos cambios, para "ellas"  todo un reto. 

UN HUECO PARA EL AMOR
El mejor momento para todos era la tarde noche, los tratamientos y sus dolores se dejaban a un lado y los huéspedes solo buscaban diversión; las instalaciones del hotel contaban con sala de juegos, (billar, cartas etc.), un concurrido salón de baile donde algún viejete terminaba de destrozar la cadera que le había traído al balneario, pero qué se le va a hacer.
 Y múltiples salas donde tomar un refrigerio y entablar una tertulia. Incluso cuentan que había hueco para el amor.
Los tratamientos más habituales duraban 21 días, y lo normal era que los huéspedes regresaran a sus lugares de origen alabando el trato y beneficios obtenidos.
Con todo mi agradecimiento al doctor Miguel Abad Vila por haberme proporcionado alguna de las fotografías que ilustran este artículo, y por sus habituales colaboraciones. A Guillermo Díez, gracias por sus comentarios e imágenes. 

Ourense termal

Las costumbres de los ourensanos han ido cambiando a lo largo del tiempo, en todos los conceptos. 
El veraneo no iba a ser menos, echando la vista atrás vemos que una de las actividades más deseadas en los años finales del siglo XIX y primeras décadas del XX fue la visita a los balnearios de Ourense. 

Nuestra provincia, que actualmente retoma el interés por el turismo termal, cuenta con una muy larga tradición de balnearios, en muchos casos próximos al nivel de los legendarios del centro de Europa. 

Pero para no dejar lagunas, aunque solo sea de pasada, tendremos que recordar a nuestros "tatarabuelos” los romanos, que instalaron al menos tres zonas de baño en Ourense: Aquis Querquernis (Bande), Aquis Originis (Riocaldo) y Aquae Geminae (Baños de Molgas). 

A las anteriores habría que sumar las fuentes de nuestra ciudad, Las Burgas.

Sin embargo, no es mi intención hablar hoy de las fuentes, sino de todo el turismo terapéutico y de placer que se desarrolló en torno a las villas que disponían de aguas con propiedades minero-medicinales.

PROPIEDADES DEL AGUA

Caldas de Partovia para la piel, el reumatismo, el sistema nervioso y el digestivo.  
Carballiño para enfermedades hepáticas y digestivas. 
Cortegada para las respiratorias, reumatismo y sistema nervioso. 
Berán, para las enfermedades digestivas, renales y respiratorias. 
Caldas, adecuado para la piel y problemas respiratorios. 
As Burgas, para la piel y el reumatismo. 
Lobios para enfermedades digestivas, respiratorias, reumatismo y de la piel. 
Baños de Molgas para reumatismo, enfermedades respiratorias, del riñón, sistema nervioso y piel. 
Caldeliñas, para el reuma y la piel. 
Cabreiroá, para enfermedades renales, del aparato digestivo y el metabolismo.
Sousas, para el riñón, aparato digestivo, vesícula y próstata. 
Fonte Nova: aparato digestivo y enfermedades renales. 
A estos balnearios que con más o menos etapas oscuras se han mantenido en el tiempo*, tenemos que sumar los nuevos: Laias, Arnoia, Prexigueiro, Outariz, y O Muíño.

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