Un cuaderno, 20 minutos, 100 días. Una pintura diaria. Los parámetros que se marcó en febrero la artista Isabell Seidel (Lübeck, 1980) estaban claros, y también su objetivo: “Seguir conectada a la práctica diaria, explorar el espacio y el trazo”, asegura la pintora desde su taller, que se encuentra en una casa en Amoeiro. Cuando empezó con este reto, bautizado como #the100daysproject, no sabría si terminaría; ahora sostiene aquel cuaderno terminado y -aunque ya ha acabado el plazo que se marcó- sigue pintando a diario.
“Empecé este proyecto porque, por un tema familiar, debía estar un tiempo alejada del estudio, y no quería dejar de pintar, aunque fuera algo sencillo”, recuerda Seidel. Las primeras páginas del cuaderno son collages abstractos, acabados con lo que encontrase en casa, y poco a poco el paisaje fue asomando de forma silenciosa, llamando a la puerta. El proyecto estaba vivo. “Tal vez -aventura Seidel- fui volviendo al paisaje porque estaba lejos del estudio”, y explica que aquello siguió evolucionando. “Los últimos 20 días ya se empieza a establecer un lenguaje consistente, que me gustaría seguir explorando”, señala, mostrando unas páginas vibrantes y fosforescentes, heridas de amarillos puros y naranjas intensos.
El día número 100 -el 10 de mayo-, la artista dejó el cuaderno, pero -fiel a su instinto- continuó con el reto, ahora rebautizado como #the100daysproject2.0. “Decidí seguir explorando el color, y ahora lo estoy haciendo estudiando la paleta que usan artistas a los que admiro”, explica. Su primer objeto de estudio son algunos cuadros de la pintora finlandesa Helene Schjerfbeck, que falleció en 1946. “Tengo muchos más pensados, pero de momento todos muertos; cuando me ponga con colegas que siguen trabajando quiero pedirles permiso primero”, explica.
En Ourense, Seidel es conocida sobre todo por sus sketches urbanos -es una de las fundadoras del grupo de dibujantes locales DibuOu- y por sus estampas de la ciudad en acuarela, una técnica a la que ha dedicado décadas. No obstante, la artista explica que estos más de 100 días de arte consecutivo han sido la oportunidad de practicar con nuevas herramientas, como el acrílico, que le ofrece unas gamas muy distintas y emocionantes.
Un año de arte
El proyecto concluye un año especialmente prolífico para la pintora, que ahora prepara piezas para el regreso de las ferias y eventos presenciales este verano. “Ha sido un año muy complicado para mucha gente, pero en lo artístico, para mí ha sido el mejor, he tenido mucho más tiempo para trabajar”, explica Seidel, que recientemente dio el salto para dedicarse por completo a su arte. “Desde que era pequeña necesitaba dibujar para poder sobrevivir, y cuando se abrió por completo esta posibilidad, ya no había manera de cerrarla”, asegura, ilusionada.
Mirando hacia adelante, Seidel continúa trabajando, apoyándose en sus colegas de gremio y en las posibilidades de las nuevas tecnologías. “Puedes trabajar online junto a gente a la que admiras”, celebra la pintora.
