El 23-F en primera persona

El 23-F de 1981 es una de esos días en los que todo el mundo recuerda lo que estaba haciendo. Esa fecha marcó un punto de inflexión en la joven democracia y confirmó con rotundidad que los españoles habían abrazado un sistema de libertades que no iban a permitir que nadie les quitara jamás. Aquel era un día de febrero como tantos otros de ese invierno, gris y plomizo. La cadena SER retransmitía monótonamente el nombre de los diputados y el sentido de su voto en el debate de investidura de Leopoldo Calvo Sotelo como presidente del Gobierno, que sustituía a Adolfo Suárez tras su dimisión. "Don José Nasarre de Letosa Conde: Sí. Don Carlos Navarrete Merino: No. Don Manuel Núñez Encabo: No..." En ese momento, cuando son las 18.20 irrumpe en el Congreso un grupo de guardias civiles capitaneados por el teniente coronel Antonio Tejero. Las taquígrafas toman nota de lo que sucede y los transcriben así al Diario de Sesiones. "En este momento, y cuando eran aproximadamente las dieciocho horas y veinte minutos, tras escucharse en el pasillo algunos disparos y gritos de «¡Fuego. fuego! y «¡Al suelo todo el mundo!» irrumpe en el hemiciclo un número elevado de gente armada y con uniforme de la Guardia Civil, que se sitúa en lugares estratégicos, amenaza por la fuerza a la Presidencia y, tras un altercado con el Vicepresidente Primero del Gobierno, Teniente General Gutiérrez Mellado, conmina a todos a tirarse al suelo, sonando ráfagas de metralleta. Queda interrumpida la sesión." En esta primera Legislatura Galicia estaba representada por 29 diputados. La mayoría por parte de UCD, con 16; Alianza Popular con 4, el PSOE con 7 diputados y un representante del Grupo Mixto. Por parte de la provincia de Ourense la representación estaba formado por Eulogio Gómez Franqueira, Pío Cabanillas Gallas y José Antonio Trillo Torres por UCD. También era diputado Antonio Rodríguez Rodríguez por el PSOE, y Jaime Tejada por Coalición Democrática. Ahora que se cumplen cuarenta años de aquella fecha volvemos la mirada atrás para ver cómo vivieron aquel momento algunos de sus protagonistas y cuáles son sus recuerdos. Antonio Rodríguez Rodríguez “La Corona explotó bien su papel y fue uno de los estamentos que salieron fortalecidos" El diputado socialista Antonio Rodríguez vivió con sorpresa e incredulidad la entrada de un grupo de guardias civiles en el Congreso y tuvo que confirmar con su compañero de escaño que aquello era lo que realmente parecía. "Antonio, es un vulgar golpe de estado" le espetó directamente para confirmar sus peores temores. Recuerda que los primeros minutos fueron los más tensos "fueron los de los disparos y los de los gritos, pero luego la situación entró en una calma tensa. Cada uno reaccionamos de una forma, yo creo que lo hice con serenidad", explica Rodríguez. Pero el tiempo va pasando lentamente y surge la incertidumbre sobre el momento que están viviendo y la dimensión real que aquel golpe está teniendo en el resto del país. "Sabíamos alguna cosa, al parecer algún diputado tenía una radio, y por eso nos enteramos de que Milans del Bosch había sacado los tanques en Valencia". Fue uno de los pocos datos que conocieron aquella noche, el resto se tuvieron que limitar a esperar a que apareciera "la autoridad competente, militar por supuesto" según les dijeron los guardias civiles que los vigilaban, algo que los diputados nunca vieron. Antonio Rodríguez intentó buscar información sobre lo que sucedía en el exterior del edificio y aprovechó la faringitis que estaba sufriendo esos días y el inyectable que llevaba en el bolsillo para pedir autorización y acercarse hasta la enfermería del Congreso. "Me acompañó en todo momento un militar con una pistola, pero a pesar de tener que cambiar de edificio habían corrido todas las cortinas de los pasillos sin que pudiera obtener ninguna información". Lo que sí fue un motivo de preocupación fue el hecho de que sacaran del hemiciclo a los principales líderes, como Adolfo Suárez, Felipe González y Santiago Carrilo, a lo que ya no vieron más. En cambio Manuel Fraga siguió con el resto de los diputados y Rodríguez recuerda cómo en un momento de la noche sufrió una crisis de ansiedad y se encaró con los militares diciendo que "yo no soporto esto, yo me marcho", aunque su protesta no sirvió de nada y obligaron al líder de AP a volver a su escaño. Aunque el diputado socialista no llegó a temer por su vida, sí compartía la preocupación de que hubiera algún asalto y posibles víctimas. "Contemplamos con preocupación cómo habían hecho una barricada con sillas en una de las puertas del Congreso que pretendían ponerle fuego en caso de un asalto. Era una absoluta locura que podía tener consecuencias nefastas para todos". Finalmente sobre las 10 de la mañana se produjo un desenlace extraño y es que les dijeron que todo había acabado que podían volver a sus casas. A pesar del tiempo transcurrido, Rodríguez piensa que no lo sabemos todo, y que existen muchos interrogantes que siguen sin respuesta. Considera que hay claros beneficiarios de esta intentona golpista y señala en primer lugar a la Corona "porque supo explotar bien el papel determinante que le correspondía y que jugó en ese momento". También cree que la sociedad y el sentimiento democrático salió fortalecido, como se demostró en las manifestaciones convocadas en días posteriores y el respaldo que tuvieron. Nona Inés Vilariño “Sentí miedo y horror porque la democracia retrocedía 10 años" Nona Inés Vilariño (Ferrol, 1944) era diputada por UCD desde la Legislatura Constituyente. Licenciada en Filosofía y Letras, ejercía como profesora de Historia y militaba inicialmente en el Partido Galego Independiente. De ahí se integró en la UCD, donde el partido la eligió como candidata por A Coruña. Aunque son muchos los recuerdos de los ocho años que pasó como diputada el 23-F ha dejado una huella imborrable. Asegura que se trata del día más difícil de la Transición. “Muchos lo tomaron a broma, y con la perspectiva actual dijeron que parecía un golpe de estado de Mortadelo y Filemón. Pero no. Los que entraron en el Congreso con las armas venían en serio. Puede que pareciera un golpe chapuza, pero si hubiese costado una sola vida, hubiera provocado un retraso considerable para la Transición”. Angustia Nona Inés Vilñariño indica que no llegó a temer por su vida, pero sí por los que habían sacado del hemiciclo, en alusión a los representantes de los principales partidos políticos que trasladaron a una dependencia contigua y a los que mantuvieron separados del resto de diputados. “Pensé mucho en sus familias, en la angustia de aquellos hijos que sabían las renuncias que habían hecho sus padres para recuperar la democracia. Fueron horas horrorosas”. Aunque recuerda que fue un momento muy difícil también asegura que “una vez más, y del rey hacia abajo, los políticos estuvieron a la altura del reto que tenían por delante”. Sus recuerdos se dirigieron a su familia, sobre todo hacia su madre, porque ya había vivido la Guerra Civil, y “seguro que lo primero que pensó fue en que podía volver a haber una guerra, y también pensé mucho en mi hija que estaba en el extranjero”. Pero además de los familiares la diputada ferrolana explica que había un miedo superior por lo que suponía para el país. “El miedo que pasamos, el horror que sentimos, no tanto por nosotros, sino pensando que retrocederíamos diez años respecto a las conquistas democráticas, fue aterrador”. Según pasaban las horas consiguió tranquilizarse gracias a la pequeña radio que siempre llevaba encima. “Cuando escuché que se había reunido el consejo de secretarios de estado en ausencia de los ministros intuí que el golpe no estaba saliendo adelante, y cuando supe poco después que el Rey se dirigiría a todos los españoles me tranquilicé mucho”. Estas largas horas hasta la intervención del Rey se le hicieron eternas. “Creo que tardó tanto porque no quiso intervenir hasta no haber hablado con el último Capitán General de todas las regiones militares. Entonces supe que el Golpe estaba abocado al fracaso”. A pesar de que han transcurrido cuarenta años de aquella intentona golpista, Nona Inés Vilariño cree que no sabemos todo. “No creo en las teorías de la conspiración, sé que había reuniones entre los partidos y pactos entre distintos dirigentes, pero nada más”. Y se muestra tajante cuando habla de la figura del Rey, del que entonces tenía una imagen que se ha ido desmitificando estos últimos años. “De lo que estoy segura es que nunca habrá nada que pueda poner en entredicho la voluntad del Rey de trabajar a favor de la democracia, ni tampoco de los políticos de la Transición en estar a su lado en ese momento para conseguirlo”. Teorías sobre otros posibles implicados Cuarenta años después las sombras sobre aquel intento de golpe de estado siguen generando cientos de artículos y decenas de libros sobre el alcance real de la conspiración y los otros implicados, aquellos que nunca salieron a la luz. Lo cierto es que cada año van apareciendo nuevos datos que ayudan a conocer los movimientos de aquella larga jornada de casi 18 horas de duración. Muchos son para confirmar que el golpe era una chapuza, y que no tenía ni el respaldo ni el consenso necesario para salir adelante. En otros casos son para sembrar dudas sobre qué papel jugaba cada uno de los protagonistas. En esta línea, una de las últimas aportaciones viene de la mano de la mano del historiador Roberto Muñoz Bolaños, que analiza en "El 23-F y los otros golpes de Estado". Asegura el historiador que el fracaso del 23-F fue consecuencia de dos dinámicas vinculadas directamente con la actuación del teniente coronel de la Guardia Civil Antonio Tejero Molina. "Primero, por la forma en que ocupó el Congreso, por los y por el forcejeo con el teniente general Gutiérrez Mellado". En segundo lugar por "su negativa a permitir que el general de división Alfonso Armada entrase en el hemiciclo para parlamentar con los diputados con el objetivo de que le votasen como presidente del Gobierno al frente de un ejecutivo de concentración nacional". Bolaños introduce comentarios sobre el papel del Rey porque en su opinión "queda demostrado que el general Armada fue autorizado por Juan Carlos I a las 23:30 horas para proponerse 'a título personal' como presidente del Gobierno ante los diputados retenidos en el hemiciclo". Muñoz asegura que el rey Juan Carlos "estaba en conocimiento de la operación que pretendía llevar al general Armada a la presidencia del Gobierno tras una moción de censura contra Adolfo Suárez". Juan Carlos I, continúa el historiador, mantuvo una "actitud de impase ante los hechos" entre las 18:22 horas del 23 de febrero y las 1:00 horas del día 24, pero al mismo tiempo "evitó que los tenientes generales con mando en región militar pudieran movilizar sus tropas siguiendo el ejemplo de Milans del Bosch". Armada presidente Por otro lado, considera que "no desautorizó a Milans del Bosch, que siguió en su mando, ni tampoco a los jefes y oficiales de la División Acorazada Brunete nº 1, que intentaron ocupar Madrid, y permitió a Armada trasladarse al Congreso para proponerse como presidente del Gobierno". Sin embargo, agrega Muñoz Bolaños, "ninguna fuente demuestra la implicación de Juan Carlos I en el golpe de Estado, ni tampoco que conociera previamente que su hombre de confianza, el general Armada, era el líder del mismo". Un 40 aniversario sin el rey emérito El rey Felipe VI presidirá hoy el acto organizado por el Congreso de los Diputados para conmemorar el cuadragésimo aniversario del fracaso de la intentona golpista del 23 de febrero de 1981. La presidenta del Congreso, Meritxell Batet, será la encargada de abrir esta ceremonia, que comenzará a la una del mediodía. El rey saludará a los ponentes de la Constitución, los cuatro vicepresidentes del Gobierno, los miembros de la Mesa del Congreso de y los portavoces de los distintos grupos parlamentarios. También está prevista la presencia del presidente del PP en su calidad de líder de la oposición. De entrada, ERC, PNV, Bildu, Junts, el PDeCAT, el BNG y la CUP ya han avanzado que no acudirán a esta cita. Quienes sí han confirmado su asistencia, además del PSOE, el PP, Vox y Ciudadanos, Podemos, Más País-Equo y buena parte del Grupo Mixto. La ausencia del rey emérito -en Abu Dabi desde agosto- se hará sentir durante la celebración.