Hace exactamente un año que los 159 centros educativos de la provincia se fueron a "casa" por la irrupción de la pandemia en nuestras vidas. La docencia online dejó al descubierto la implicación del profesorado con horas extra para resolver dudas hasta por Instagram y el aguante y la creatividad de los cerca de 30.000 escolares de Ourense, desde la etapa de Infantil hasta Bachillerato. También la brecha digital que sufren cientos de chavales, especialmente en el rural. Los colegios e institutos superaron meses de incertidumbre y un regreso al aula en septiembre de 2020 con mascarilla, distancia de seguridad y juegos de contacto prohibidos en los patios. Los expertos alertan de que las consecuencias en esta socialización reducida vendrán a largo plazo para los jóvenes. De momento, la vida en el colegio se adapta a la nueva normalidad y Ourense ha resistido ya un año de pandemia sin ningún cierre en los centros educativos.
El covid también visibilizó la necesidad de adaptarse a las nuevas tecnologías, un aspecto positivo que destacan los centros. "Pegamos un salto de dez anos como mínimo en manexo de tecnoloxías. Hai un antes e un despois no uso das aulas virtuais e na capacitación do profesorado", valora Daniel Lorenzo, director del IES Otero Pedrayo. Los centros buscan el lado positivo a la huella que dejó la docencia online, eso sí, con la presencialidad como la situación idónea para la educación del presente y el futuro.
"Nosotros hacemos las reuniones de claustro online. Cada profesor está en su despacho, aunque estemos todos en el colegio, y se conecta desde su ordenador. El 95% de las reuniones han sido por la aplicación Teams y las tutorías, desde casa. Se demostró que la tecnología sirvió para algo", explica Montse Couñago, directora del Guillelme Brown. En este centro han aprovechado la docencia online para otros alumnos, además de los enfermos de covid: "Una niña escayolada pudo asistir clases desde casa".
En la misma línea, Lupicinio Peña, director de Salesianos, explica que la docencia telemática "ha beneficiado a alumnos que no pudieron venir al colegio durante semanas por operaciones u otras circunstancias de salud ajenas al coronavirus". Eso sí, la teledocencia "es un parche. Venir al cole, estar con compañeros y profesores, aunque sea con mascarilla, ha sido la gran terapia emocional. Los niños en el colegio están felices".
Desde Maristas explican que "se quedarán las reuniones telemáticas, complementando a las presenciales. Y la formación online para los docentes". Entre lo aprendido, "poner aún más de relieve las circunstancias del alumno, diversificar tareas y compartir recursos entre los profesores".
Del caos a la nueva normalidad
Los centros educativos ourensanos inciden en la importancia de la presencialidad, insustituible. "Parece que cada dos semanas ibamos a estar cerrados y no fue así", se alegra Couñago. "Por moita ferramenta tecnolóxica, nada como a ensinanza presencial", añade Lorenzo. Para Peña, "el inicio fue un terremoto y un caos, pero hay que elogiar la ejemplaridad de los más pequeños por su adaptación a la situación". Mientras tanto, Educación avanza en planes de digitalización que, en ningún caso, sustituyen el cara a cara.