Óscar Cadiach se convertía, con 64 años, en el hombre más veterano en hacer cumbre en 14 ochomiles sin oxígeno
Cuando el 27 de junio de 2017 coronó el Broad Peak (8.051 metros) el nombre de Óscar Cadiach entró en una lista de ilustres. Con 64 años se convertía en el hombre más veterano en hacer cumbre en 14 ochomiles sin oxígeno. A su lado, en ese listado, ilustres de la alta montaña como Messner, Loretan o Oiarzábal. Pero él, el más veterano. Años que han permitido que Cadiach acumule un gran número de experiencias sobre alpinismo y humanidad. Y esta tarde llega al Foro La Región (20:15 horas, Centro Cultural Marcos Valcárcel) dispuesto a compartirlas.
Ha estado media vida en las montañas más importantes de la tierra. ¿Qué va a compartir con los asistentes al Foro?
Intentaré expresar los valores que me llevaron a comenzar de joven, a los seis años, con las excursiones. Los que hicieron que a los 14 me iniciara en la escalada. Además de la influencia de un libro que me regalaron mis padres que relataba la historia de Irvine y Mallory en el Everest.
Y todo esto, de cierta forma, se ha hecho realidad en mi vida. Para ello, pasaré fotografías y reproduciré un documental sobre la sociedad nepalí, uno de los países más pobres del mundo. A veces pensamos que conseguimos grandes retos, pero es gracias a esta gente que te apoya.
Una trayectoria que culminó el 27 de julio de 2017 cuando coronó el Broad Peak sin oxígeno, el pico número 14 de más de 8.000 metros.
Ha sido una trayectoria de más de tres décadas. Tras 68 expediciones, 37 de ellas a ochomiles y 27 veces por encima de 8.000 metros, de lo que más feliz estoy es de seguir vivo. Siempre sin oxígeno. Es mi filosofía.
Mi 'salto a la fama' llegó en 1985 escalando el Everest por el segundo escalón en libre, donde precisamente desaparecieron Irvine y Mallory con el misterio sobre si hicieron cumbre. ¿Qué opino? Mi idea es que, con las ropas que llevaban, una nube les obligó a darse la vuelta en el segundo escalón. Pero con lo audaces que eran...
Incluso se puso en su piel gracias a un reportaje del programa “Al filo de lo imposible".
Reproducimos la ascensión que realizaron en 1924. Con las mismas condiciones. Fue como el relato que mis padres me regalaron de niño. Lo hice junto a mi compañero Alberto Zerain, desaparecido este pasado verano en el Nanga Parbat
Pero a pesar de ese registro, de lo que más orgulloso está es de la apertura de nuevas rutas.
Creo que la aportación principal que he hecho al alpinismo es abrir tres nuevas rutas en ochomiles. Lo hice en el Cho Oyu, en el Broad Peak central y en el Nanga Parbat. Cada vez es más complicado porque las rutas más habituales, más lógicas, ya están abiertas. Ese fue siempre mi primer objetivo. Pero los años pasaron y pensé en poder cerrar el círculo consiguiendo todos los ochomiles. En 2011 me planteé lograr los siete que me faltaban.
Y con todo ese bagaje vital y deportivo, ¿qué le queda por conseguir?
Me gustaría completar el sietemil más alto de la tierra. Se llama Gyachung Kang y tiene 7.962 metros. A ver si puede ser durante este año o el 2019. Ahora también he estado muchos años yendo a Pakistán, Nepal... y también me toca recuperarme un poco por aquí.
Llega hoy a Galicia con ganas. ¿Son especiales por acudir a Ourense?
Mi padre fue capitán de barco y cuando nací estaba entre la Escuela Naval de Barcelona y la de Marín. Aprendí a andar en el campo de fútbol de Marín. Siempre me lo decían mis padres. Y me hace especial ilusión porque nunca he estado en Ourense.
Y llega para otra de sus funciones, la difusión del alpinismo entre la sociedad.
Exacto. Acabo de sacar el último libro, que se llama 'Los 14 ochomiles de Óscar Cadiach', que narra durante todos estos años las cumbres que he conseguido. Valores fundamentales. Superación día a día porque si caes y no te levantas... Hay que luchar para sobrevivir día a día. Es un ejemplo que nos vale también para nuestra vida cotidiana.
