“Que acabe ya este calvario"

Si de verdad el Concello de Ourense quiere captar fondos europeos, la única opción que tiene ahora mismo para conseguirlos es que ni Bruselas, Calviño o Iván Redondo vean un solo minuto de lo que antes se solía llamar en esta ciudad pleno municipal. Cierto que si le preguntan a la persona que se supone que es el alcalde es posible que ni le interese demasiado conseguir ese dinero: Jácome prefiere reforzar su concepto de gobernar, que es básicamente intentar hacer lo menos posible. Por eso cada vez que coge un micro va quitándose competencias y quizás sea esa la clave de entender su frase "entre tres sacamos la ciudad adelante perfectamente". A todas las renuncias previas se sumaron el martes la cancelación de Os Maios, San Lázaro y posiblemente el Corpus y ayer siguió el envidiable ritmo: ya aclaró que no piensa en un plan b para la cultura durante el covid tras romper el convenio con Agadic -"¿Alternativas? ¡Ninguna!"-, que la reforma de la plaza es "un marrón", La Molinera era "una carallada" y desea que Ourense no consiga una subvención de Red.es de 1,7 millones de euros para turismo inteligente -"ojalá la perdamos, tendríamos que aportar otro 40% para chorradas"-. Y de esa parte de la ayuda del mercado de 600.000 euros de momento ya perdida dice que, aunque la recurrirá, es "peligrosa". El paisano podría pensar que las partidas públicas solo le gustan cuando las recibe su empresa. “No acumulo muchas horas" Su rol de postalcalde acaba pasando por hacer exactamente lo contrario de lo que se espera de un regidor. Por eso completó su perfil de procastinador confesándose: "Soy una persona que trabaja explosivo pero me fatigo mucho y no acumulo muchas horas", colorida forma de reconocerse vaguete. En esas salidas de cine quinqui o del portero de "Aquí no hay quien viva" ayer apuntó otras tres excelentes: "Prefiero no tener un plan y tener ideas", "yo ponía cara de disimular" -cuando le acusaron de haberse sorprendido al hablarle de los fondos UE- y "me ausenté porque vinieron a verme unos inversores" -cuando le acusaron de haberse ido a comer, luego enseñó un yogur a cámara-. Completó diciendo que el jueves tuvo una "jornada maratoniana de 10 horas" -luego dijo que el "city manager" trabaja 12- y que cuando salió "quince minutos" a comprar fiambre una señora le recriminó que no estuviese más tiempo en el Concello. A Jácome en la calle le dicen también que tiene "mucha rapidez mental". Cuestión de perspectivas. Ayer, después de insultarla en el pleno de febrero, a la edil socialista Natalia González le dijo: "Sales muy favorecida en el encuadre. Lo digo desde un punto de vista audiovisual". Con la nacionalista Rhut Reza repitió tono condescendiente y a Juana Ageitos le dijo que era "mi preferida". No sabemos si todo esto fue su manera de homenajear el 8-M pero sí que es sencillo imaginar lo que pasaría si lo dijese cualquier otro alcalde. Él, mientras, se sorprendía de los gustos del concejal de Ciudadanos Laureano Bermejo: -...No entiendo que se tenga tanta "teima" con Jennifer López, yo hubiese preferido que... -(Interrumpe el alcalde) Ah, ¡no te gusta Jennifer López! -No, no me gusta, qué le vamos a hacer. Me gusta más Florence, Rogers Waters, Pink Floyd... son cuestiones de gustos... -Ah, no, que no te gusta musicalmente, perdón, perdón. La cultura El pleno, online, empezó con una moción sobre la cultura. Iniciar por ahí este desvarío es retroceder a ese mítico concierto en el que Jácome echó cuentas de lo que había costado y se echó las manos a la cabeza. Se supone que ese "derroche" le animó a entrar en política y lo que sí se puede certificar es que pidió el área de Cultura para DO en el bipartito. Ayer la trató de "hobby", dijo que "el emblema cultural de Galicia son las orquestas", "un espectáculo bueno no hay que promocionarlo", "solo creo en los espectáculos masivos" y veremos a ver si JLO viene en 2022 o 2023. Ya. Sin acritud, asumir que una persona con esa visión puede tener responsabilidad pública sobre la cultura es similar a poner a Jack el Destripador al frente de Seguridad Ciudadana. La duda es saber cuántos ourensanos están de acuerdo con su ideario: él está convencido de que el 99% pese a que sacó el 21,7% de los votos. Por eso, después de decir que lo avala el modelo cultural europeo -quizás debería explicar qué es exactamente- habló de lo que quiere "la gente" -cuando Tezanos tenga una duda, ya sabe- y acusó al resto de la corporación de "vivir de espaldas al pueblo". Ciudad, insultos y veto A lo largo del pleno las mociones que fue llevando la oposición recordaron el estado de la ciudad: en plena pandemia, los servicios sociales están desbordados, no hay un proyecto para la reforma integral del mercado, la zona vieja estará dos años sin control de acceso y hasta hay un tarado soltando carne con pinchos para los perros. Pero al final todo gira entre lo inestable y lo tóxico, con Jácome chapoteando entre bajezas. La frase que resumió el ambiente fue de Rafa Villarino en un chat interno, según reveló el alcalde: "Que acabe ya este calvario". Se refería a un discurso del regidor pero se puede ver en un plano más general. De postre quedó ver cómo el PP regateaba la moción del PSOE sobre un cambio en la Alcaldía. Su portavoz, Flora Moure, pidió respeto a la presunción de inocencia de Jácome y para justificar el veto a Villarino dijo que "no es de fiar" -este le respondió llamándola "indigna"-. Al margen de las maniobras más o menos acertadas del socialista, al observador se le puede hacer complicado entender la posición popular en la oposición y qué esperan del futuro en la ciudad. En contraste y al minuto siguiente, un exultante Jácome ya estaba llamando "indigente intelectual" a María Dibuja. Para las elecciones del 2023 restan dos años y tres meses. Son 26 plenos y si duran 9 horas de media -el de ayer llegó a las 9,20', ¡récord!- suponen 234 horas. Esto se puede hacer bastante largo.