El acuchillado en los Vinos: ‘‘Ellos vinieron a matarme"

"Yo no siento rabia, sólo pena por dos personas que se arruinaron la vida porque sí", dice Moisés Fernández desde una cama del CHUO. Es la víctima del acuchillamiento en los Vinos del pasado sábado. Una pareja, residente en el primer piso del edificio en el que Moisés tiene uno de sus locales le asestó hasta cinco puñaladas-tres por delante y dos por detrás- cuando este acudió al establecimiento, La Mamba, para echar el cierre a las 21,00 horas. Una de las puñaladas le afectó al pulmón y ahora está conectado a una máquina para respirar: "Las de delante no dañaron órganos, fueron una debajo del pecho derecho, otra en el centro y otra hacia la izquierda, todas fueron hacia el corazón y, por detrás, aunque una fue más pequeña, otra me dañó el pulmón", relata. Fernández aún no pudo declarar -como sí hicieron los agresores- por su estado de gravedad. Sin embargo, la Policía acudió al CHUO a recoger muestras de ADN para cotejar con las de los cuchillos con los que la pareja lo acribilló en plena calle. Él, pese a que perdió una elevada cantidad de sangre, no se quedó inconsciente hasta que estuvo en la ambulancia y recuerda los hechos con lucidez: "Yo voy siempre a la hora de cerrar a mis locales. Ese día la vecina de arriba había llamado varias veces a la Policía Local, que asistió y nos avisó, pero es inevitable que haya ruido con cinco terrazas y en los Vinos. Los agentes no hicieron prueba de medición de ruido, solo un informe". Así, el hostelero se dispuso a cerrar el establecimiento, mientras la pareja se asomó desde arriba: "Me gritaron '¡Te voy a arruinar la vida!, ¡Te voy a matar!' y él se puso a insultarme", explica el denunciante. Ante las amenazas respondió y les preguntó: "¿Qué problema tenéis conmigo? Si queréis bajad y hablamos". Ambos agresores se metieron en casa de nuevo y Moisés se dio la vuelta y comenzó a caminar dejando atrás la situación. "De repente escuché unos gritos '¡Cuidado, cuidado, cuidado!' y tan pronto me di la vuelta, la mujer me clavó el cuchillo tres veces". La pareja de la víctima estaba allí presente, por lo que la víctima agarró a María Ángeles -así se llama la mujer que asestó las puñaladas- para evitar que pudiese dirigirse a su mujer: "Ella iba a por otras personas también, así que la agarré por detrás y en ese momento sentí otra puñalada en la espalda, era la de su marido. Me dio en el pulmón y caí sobre mis rodillas al momento", relata. El reparto de los golpes, todos colindantes al corazón, son para el herido una evidencia de que "fueron a matar". "No me atacaron con una navaja, me clavaron dos cuchillos de cocina grandes, de los de cortar cebollas. Aún me recuerdo acostado en el suelo, esperando a la ambulancia que tardó un poco y perdiendo sangre", recuerda sobre ese día. Ganas de volver a trabajar M.F. no siente miedo personal, no teme que le vuelvan a atacar. Sin embargo, está preocupado por su hija, su pareja y el encargado del local. Es por eso que pedirán una orden de alejamiento cuando salga, ya que la María Ángeles, la agresora quedó en libertad siempre y cuando pague su fianza. Con eso, "yo lo que quiero es volver a trabajar. Los hosteleros estamos haciendo inversiones muy grandes con los medidores de CO2 para que la gente se sienta bien y esta tontería me va a dejar meses fuera de juego", lamenta. Todavía está sin fuerzas y apenas puede caminar pero, desde su cama del hospital, piensa en el negocio y en pagar a sus empleados a tiempo. También recuerda que la Policía Local dijo haberlo denunciado por no tener licencia, pero "siempre la tuvimos en regla y está a mi nombre. Lo único que se hizo fue un cambio de titularidad, cuando cogí este negocio hace escasos meses", explica.