Tribunales en Ourense | Acusa a su expareja de dos ataques sexuales tras romper

El fiscal y la acusación particular insistieron en la contundencia y persistencia del relato de una vecina de la ciudad que denunció dos agresiones sexuales -una de ellas fue una tentativa- en enero de 2020 y en dos días distintos. En el banquillo de la Audiencia, se sentó ayer Juan Antonio Q.G., de 51 años, la expareja de la perjudicada. El procesado se enfrenta a peticiones importantes de condena, hasta 33 años de cárcel. Tanto la fiscalía como la acusación particular aplican la agravante de parentesco y de género. Esta última se fundamenta en la discriminación que sufre una mujer en atención a su género. Las acusaciones consideran que, además de la violencia sexual que sufrió, la afectada fue cosificada cuando, durante el primer ataque, le dijo en varias ocasiones “esto te gusta y lo sabes” o “vas a ser mi puta, te voy a follar como una puta”. En la segunda agresión, más de lo mismo cuando, según la víctima, pese a su oposición, le llegó a decir frases como “te voy a follar por última vez”. La denunciante sitúa estos hechos el 8 y 22 de enero de 2020 cuando el inculpado acudió a la casa de la víctima para recoger sus enseres porque habían roto en diciembre de 2019. En la primera ocasión, ella dice que el inculpado le practicó sexo oral, entre otros actos sin consentimiento. En el segundo, lo intentó pero ella logró zafarse. No obstante, según aseguró el fiscal en el juicio, “la amenazó con meterle el mango del cuchillo en el culo”. Durante ese episodio, resultó lesionada (laceraciones en el escote, en el codo y una herida en el labio), por lo que también se le imputa un delito de maltrato no habitual. La acusación particular añade otro de acoso, con la alternativa de coacciones, porque, según la abogada, el inculpado, no aceptaba la ruptura y la esperaba a la salida del trabajo, merodeaba por la calle de su piso y hasta le enviaba ramos de flores. Juan Antonio sólo admitió que fue al piso de su expareja, en donde había vivido los últimos dos años, para recoger parte de sus pertenencias. Pero no admitió ninguna agresión sexual. “De ninguna manera ni forma hubo sexo”, aseguró durante su interrogatorio. Tampoco reconoce el maltrato ni el delito de acoso. Según él, fue ella quien le lesionó y le rompió las gafas. Y atribuyó a un móvil económico la denuncia porque, según esa versión, era él quien le prestaba en ocasiones dinero. El acusado, que anteriormente fue condenado por apropiación indebida intentó invertir la balanza y presentar a la denunciante como una mujer fuera de control. “Tiene un pronto y un genio alocado de cinco minutos”, detalló. En el incidente del 22 de enero, aseguró que ella se puso a llorar porque él se iba a llevar la ropa interior que le había comprado y que incluso le anunció que se quería suicidar. “Me arañó la cara, me rompió las gafas y me desgarró la camiseta (…); Yo le puse un cuchillo encima de la cama y le dije: ‘Si te quieres suicidar aquí tienes un cuchillo o también puedes tomar pastillas (…)’”. Los peritos psicólogos que se entrevistaron con la perjudicada hablaron de “una mujer con personalidad estable y fuerte, pero con sintomatología ansiosa por lo ocurrido”. Los expertos no detectaron tendencias autolíticas. En el juicio, compareció la hermana de la víctima, quien confesó que esta última no quería denunciar porque tenía miedo pero, tras el segundo incidente, ella la convenció. Juan Antonio cerró el juicio con el derecho a la última palabra para volverse a presentar libre de culpa: “Me ratifico en mi inocencia”. El presidente de la Audiencia le recordó que sigue vigente una orden de alejamiento y que le consta a la sala que “el pasado viernes la quebrantó”, por lo que se comunicará este hecho al juzgado de guardia.