El fiscal añadió alternativas de hasta 3 años de prisión si la sala considera que el fuego no tuvo entidad

El acusado del caso Central Park: 'Me gustaba ese local'

Carlos Martínez Gil, ante el tribunal de la Audiencia que lo juzgó. (Foto: XESÚS FARIÑAS)
Carlos Martínez Gil aprovechó su última intervención, al término de la tercera y última sesión del juicio seguido contra él en la Audiencia de Ourense, para reiterar que él no incendió el Central Park, pub que regentaba en 2008 en el número 11 del Parque de San Lázaro. 'Me gustaba ese local y lo estaba disfrutando', aseveró ante los tres magistrados. También volvió a aludir, tal como hiciera el primer día en su interrogatorio, a una mano pirómana que puso su punto de mira en ese edificio (sólo habitado en un segundo piso) en alusión a otro fuego que sufrió el inmueble meses antes en el tejado.
En esta última sesión, el fiscal reclamó como pena principal 11 años y dos meses de prisión por un delito de incendio grave en concurso con una tentativa de estafa, más cinco meses de multa (10 euros al día). Pero en su informe planteó dos alternativas más leves a tenor del peligro causado, una de ellas de seis años y otra de tres por el delito de incendio, esta última en caso de que el tribunal estime que no existió peligro para la vida o integridad de las personas.

El ministerio público en su informe final enfatizó que el inculpado, en concierto con una segunda persona no identificada, se pusieron de acuerdo 'para destruir el Central Park acuciado por las deudas que pesaban sobre el negocio' (23.000 a proveedores y 18.000 a la Seguridad Social y préstamos de los que era avalista) y con la intención de cobrar una suculenta indemnización de la póliza de seguro (más de un millón de euros).

El fiscal cree que la persona encargada de prender la mecha entró al establecimiento por una puerta lateral del portal y salió por la de acceso al público para que los testigos que estaban en las terrazas próximas lo vieran, ya que el acusado tenía coartada: cenaba en un restaurante de Cudeiro.

El fiscal sostuvo que el incendio fue grave, en aras a los 500 grados centígrados que alcanzó la combustión en el interior y el desalojo de los pisos del número 10.

Por su parte, la letrada de la compañía Generali -la aseguradora del local- insistió en que el 'incendio fue un medio para cometer una estafa' ante, según calificó, la 'catastrófica' situación económica de la sociedad Amarcis SL', de la que el inculpado tenía el 85% de las acciones.

La letrada puso en valor el reconocimiento ante la policía y posteriormente en rueda que efectuó el dueño de la gasolinera, identificando a Martínez Gil como la persona que cuatro días antes compró las garrafas que aparecieron en el local.

La defensa, por su parte, hizo valer que el dueño de la estación de servicio no ratificó en sala ni en el juzgado, en presencia de las partes personadas, la identificación, de ahí que, tal como insistió, 'ese indicio carezca de valor probatorio'. Asimismo, restó importancia a las cantidades adeudadas, recordando las manifestaciones del socio del inculpado un día antes de que eran normales en un local con cierto volumen de negocio.

En este proceso, también están personadas como responsables civiles las compañías Zurich y Reale porque tuvieron que indemnizar a Hijos de Rivera (Estrella Galicia) por los suministros que había en el pub y por los desperfectos del humo en una zapatería.

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