“Pasa de bueno a malo de repente”. Así definió ayer la denunciante el carácter del acusado por maltrato y amenazas, José María L.A., en el juzgado de lo Penal 1 de Ourense. Los hechos enjuiciados ocurrieron entre el 19 y 20 de junio de 2021, cuando, según la Fiscalía, víctima y acusado, que entonces habían retomado su relación sentimental tras ser pareja de hecho entre 2011 y 2014, se encontraban en el domicilio de la primera, en Xinzo de Limia. “Al negarse a mantener relaciones sexuales, él comenzó a agredirla, empujándola contra la pared, el armario y la cama, propinándole golpes en la cabeza y cogiéndola por los pelos para intentar arrastrarla”, se recoge en el escrito de acusación.
Además, la acusación particular considera que los hechos también son constitutivos de un delito de amenazas, ya que, según la víctima, el enjuiciado le habría dicho que iba a coger una escopeta y la iba a matar. “José María tiene una escopeta que he visto en su casa y me dijo que también tiene una pistola”, declaró la perjudicada.
Como consecuencia de la agresión, la víctima presentaba, según el informe forense, una contusión leve en la región parental derecha, hematomas en antebrazos y excoriación en el pie izquierdo. La víctima relató que esa noche se fueron de bares y volvió a su casa acompañada del acusado y de un amigo de este que quería quedarse a dormir en su domicilio. Este testigo aseguró que había bebido alcohol y se había fumado un “nevado” o cigarrillo con cocaína.
El encausado negó todos los hechos y afirmó que ella le rompió la camisa, lo insultó y no le dejaba irse del domicilio, aunque en una declaración anterior había manifestado que los hechos habían ocurrido en la casa de él y que ella le había robado un sobre con 1.000 euros. La víctima negó haber agredido o insultado a nadie, y explicó que llamó “hasta cuatro veces para pedir ayuda a la puerta donde dormía el amigo de José María, pero estaba bebido y drogado”, dijo.
La Fiscalía pide una pena de diez meses de prisión, privación del derecho a tener y portar armas durante tres años y la prohibición de acercarse o comunicarse con la víctima a menos de 300 metros y durante dos años. Además, pagar las costas y hacer frente a una responsabilidad civil de 120 euros por las lesiones causadas.
