Reportaje

Ada y Erea, los primeros bebés del "estado de alarma" en Ourense

Ada Estévez se ha convertido en el primer bebé de la provincia que forma parte de la generación del "estado de alarma"

Nueve meses han pasado ya desde que se aprobó el primer estado de alarma en el país. En un clima de muchas dudas, Laura Calvo y Cristina Vázquez se quedaron embarazadas por segunda vez. Esta semana las dos dieron a luz a Ada y Erea, dos niñas que se convierten en las primeras ourensanas de la generación covid.

La más apresurada fue Ada Estévez, que se adelantó unos días a la fecha estimada de parto. El martes a las 8,40 horas nacía en Verín para convertirse en la primera que vino al mundo fruto del estado de alarma. "Fue todo genial y eso es lo más importante", afirma Laura Estévez, su madre que ya disfruta de esta incorporación a la familia en su casa de Riós.

Menos de 24 horas después fue el turno de Erea Huelín para llegar a este mundo. Más madrugadora que Ada, esta carballinesa nació a las 6,30 horas de la mañana para hacer el mejor regalo de Navidad para sus padres. "Empezamos el año con la idea de darle un hermano a nuestro hijo, coincidió así y continuamos para delante pese a todas la dudas que había en aquel momento", cuenta Iago Huelín, padre de Erea.

Aunque ninguna de las dos es primeriza, la experiencia ha sido muy diferente. La prevención marcó esta nueva etapa en sus vidas, que comenzó en un momento en el que se desconocían datos sobre cómo podrían afectar el virus a las embarazadas. "Hay diferencia de pasar por ello en unas circunstancias normales  a lo que vivimos, aunque hagas un poco de vida normal siempre tienes miedo al contagio", expresa Estévez. En su caso, con otra niña en la familia, trataron de seguir con cierta normalidad sin olvidar la prevención.

Iago Huelín también se hace eco de todas esas dudas por las que pasaron él y Cristina, que los mantuvieron a la "expectativa" de cada nueva noticia que salía. "Todos os día había algo diferente e vivías nunha incerteza permanente", indica Vázquez. Los primeros meses, los temores se relajaron gracias al confinamiento domiciliario aunque, una vez retomada la vida fuera de los hogares, extremar las precauciones estaba al orden del día. "É algo novo e sempre tes medo polo que poda pasar", destaca.

Pruebas constantes

Las últimas fueron un control constante para ambas madres, con pruebas PCR cada tres días para detectar un posible contagio. Esto cambiaría por completo el escenario del fin del embarazo para estas dos ourensanas que, por suerte, dieron a luz sin mayores complicaciones. "O peor caso sería estar positiva no momento do parto", comenta Vázquez. 

Esto supuso que la tensión aumentase estos últimos días, con viajes constantes desde O Carballiño a Ourense para someterse a las pruebas en el CHUO. "Xa case tiñas unha paranoia con que alguén se cha acercase ou te tocase, pero estaba ben controlada e todo saiu ben", recuerda Vázquez. Para Huelín no podía haber otra forma "más bonita" de terminar este año "negro". 

Ahora Ada y Erea descansarán en casa, donde serán cuidadas por sus padres bajo la atenta mirada de sus hermanos mayores.

Una etapa de la vida más solitaria por culpa de la pandemia

El inicio de la pandemia también trajo consigo cambios en la atención sanitaria, que se tuvo que adaptar a las normas de prevención del covid-19. Esto provocó que Laura Estévez y Cristina Vázquez tuviesen que acudir solas a las consultas por recomendación, e incluso en algunas clases de maternidad. "Yo he ido sola porque era lo mejor para evitar la expansión del virus y eso hizo todo más diferente aún", señala Estévez. Esto provocó una sensación de "abandono" en Vázquez, de tener que afrontar esto sola sin poder contar en algunos momentos del embarazo con su pareja, algo que lo hace todo más "complicado". Por suerte, todo salió bien para estas dos familias que disfrutan de la ansiada llegada de un nuevo miembro.

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