Religión

“Además de Dios, nos preocupa que la gente pueda vivir en su aldea"

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photo_camera Adolfo Zon, el obispo ourensano, con el Papa Francisco, ayer en el Vaticano.
El ourensano Adolfo Zon Pereira, obispo de la diócesis del Alto Solimões en la Amazonia, participa en el Sínodo celebrado en el Vaticano  

Adolfo Zon Pereira tiene el título del “ourensano” de la Amazonia. Al otro lado de la llamada de WhatsApp, bromea: "En Europa también falla Internet". El religioso javeriano que lleva su Seixalbo natal en el corazón es el obispo titular de la diócesis del Alto Solimões, una microrregión amazónica limítrofe con Colombia y Perú con 214 kilómetros cuadrados de extensión. Zon Pereira se encuentra en el Vaticano, en la celebración de un histórico Sínodo de la Amazonia que plantea la ordenación de hombres casados en zonas donde los fieles no pueden recibir la eucaristía o el desafío de la ecología integral en una castigada zona. Cuando llegó a Brasil en 1993, este ourensano jamás pensó que llegaría a obispo. En 2014, le llegó la llamada del Papa Francisco. El ourensano le llama 'kairós': el “tiempo de Dios” que le llevó a este complicado y agradecido destino. 

¿Cómo ha respondido el Papa a este reto del Sínodo?

Nos ha respondido con la gracia de Dios de convocar un sínodo y celebrado en Roma. Le ha dado un sentido universal y ha conseguido los objetivos. Los nuevos caminos para una ecología integral, los desafíos de las grandes extensiones, la falta de medios, de sacerdotes…

Lo más mediático a este lado es la destrucción de la selva. ¿Cómo se viven los problemas allí?

Es un problema de hace tiempo, las amenazas a la ecología y a la tierra y sobre todo a las personas. La persona es el primer lugar y la tierra es el ambiente donde podemos desenvolvernos con dignidad.

El trabajo de obispo en la Amazonia será muy diferente. Me imagino que el “traje” no forma parte de su día a día…

Con el calor no. Además tenemos pocas parroquias y muy distantes. El obispo es itinerante. La mayor parte no la paso en el escritorio, la paso visitando las parroquias.

¿Ser gallego ayuda al espíritu itinerante?

En Galicia se vive muy bien la pastoral rural. La gente acostumbrada a su curilla en el pueblo ya no lo puede estar, las cosas están cambiando.

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¿Cómo ve la falta de sacerdotes?

Faltan y tenemos que atender a todas las parroquias, hay que mudar las metodologías de pastoral. 

¿El cura de ahora es más cercano? ¿Más moderno?

Hay que responder a cada tiempo. Hoy se busca un sacerdote más cercano al pueblo, pero ya era antes. Ahora hay un diálogo intercultural e interreligioso.

¿Cómo es su día a día? ¿De qué habla con la gente?

La conversación es de los problemas de cada día. Además de la palabra de Dios, preocupa crear condiciones para que la gente pueda vivir en sus aldeas. 

¿Se imaginaba como obispo en la Amazonia?

Oh, jamás. Pero Dios te coloca en ese lugar y ahí es donde tenemos que realizar nuestra misión.

Dicen que es un obispo muy salado, nada corriente.

(Se ríe)Bueno... Yo creo que Dios a cada uno nos da un don y hay que utilizarlo para tratar con el otro. Yo procuro ser lo que soy y comportarme con los que están a mi lado. 

¿Qué recuerda de Ourense?

Cuando voy a Ourense no puedo dejar de pasar el mayor tiempo en Seixalbo. Lo que soy lo debo allí. Y en el Seminario Mayor, que entré en el 68 y nos hemos juntado hace poco por el 50 aniversario. Eso dice mucho de los lazos de amistad. La persona es un ser en relación.

¿Se jubilará en el Amazonia?

Yo por ahora vuelvo de vacaciones un mes a Ourense.

Pero su sitio está allá.

Claro. Ahora, hasta los 75 si el papa no me manda a otro lugar, soy responsable de la iglesia del Alto Solimões. 

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