OBITUARIO

Adiós a Etelvino Blanco: una vida, mil luchas

El histórico sindicalista falleció ayer en Ourense a los 64 años

Parece imposible encontrar una batalla justa de Ourense en la que no haya estado implicado Etelvino Blanco en las últimas cuatro décadas. Etelvino, el hombre de la CIG, el rostro amable detrás de la pancarta, la voz firme de la izquierda orgánica, falleció ayer en Ourense a los 64 años. Deja una huella con forma de lucha sindical, política y también social.

Nació en Señorín, un pueblo de Carballiño, en 1955. Empezó a trabajar, y pronto se implicó en la defensa del proletariado. Una batalla que ya no abandonaría. Pionero en la introducción del sindicalismo nacionalista, del que sería la cabeza visible en Ourense durante 40 años, Etelvino Blanco entró en la Intersindical Nacional Galega, posteriormente INTG. "Aí vivin as primeiras folgas de finais dos anos 79, as dos sectores  da construcción e a madeira. As dúas protagonizadas polo sindicalismo nacionalista", recordaba en una entrevista en La Región tras su jubilación en 2017. Con la conformación de la CIG en 1994 pasaría a ser su secretario comarcal durante 25 años.

Blanco, coherente y carismático, supo combinar la lucha ideológica y la de la calle.  "A todo o mundo dígolle que o sindicalismo dignifica ás persoas", resumía casi como un "leitmotiv". "Cada vez que conseguía salvar un posto de traballo ou algunha mellora laboral fun o home máis feliz do mundo", confesaba. Convertido en actor y a la vez palanca del sindicalismo, Blanco vivió momentos duros, como el cierre de Citroën en Ourense, en 1989 –"un golpe moi duro"–.  También sufrió con luchas intestinas en la CIG. "Para min é o máis frustrante" explicaba a la hora de hablar de problemas de un sindicato al que siempre definió como "a miña segunda familia".


Lucha social


En paralelo al plano sindical, y a la vez entremezclado, Etelvino –padre de la parlamentaria socialista Noela Blanco– se implicó en batallas clave para Ourense. La principal, la Universidad. Baluarte de la plataforma ProCampus, motor de las dos manifestaciones más numerosas de la historia de Ourense, por la creación –1988– y  dignidad –1994–del Campus ourensano. Blanco –apoyo también de la plataforma por un centro de discapacitados adultos– siguió al frente, como portavoz, crítico con un mapa de titulaciones que apenas ha sonreído últimamente en Ourense con Aeroespacial.

En mayo del 2004 un fallo multiorgánico lo dejó al borde del KO. Se levantó. Un año después recibió el alta y volvió al trabajo. Jubilado en 2017, dejó el timón de la CIG Ourense en manos de Anxo Pérez Carballo. Tras 40 años, en 2018 ya no estaba en primera línea de la manifestación del 1 de mayo –a la que siempre asistió, puntualmente, con una tribuna en estas páginas–. Unos meses antes había recibido un cariñoso homenaje en el que se puso en valor su figura.

A finales del año pasado se empezaría a tejer su primera aventura política, Ourense Mellor. Una plataforma hilada, entre otros, por su gran amigo Alexandre Sánchez Vidal –fallecido hace solo un par de meses– y en la que acabaría teniendo, sin buscarlo, rol protagonista. Un revés de salud le bajó de los mítines y lo mandó a la cama del CHUO. Recibió el alta el 24 de mayo. Al día siguiente ya estaba participando en el acto de final de campaña. Que la tierra te sea leve.

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