Gerardo Flórez, desde su responsabilidad al frente de la Unidad de Conductas Adictivas del Complexo Hospitalario Universitario de Ourense, avista las nuevas tecnologías como posible canal de adicciones.
Los juegos online son actualmente lo más peligroso, más allá de las redes sociales que, como factor que altera la comunicación, derivan más en "problemas de socialización o convivencia".
¿El mal uso de los dispositivos podrá generar adicciones?
El debate está ahí. El uso de las nuevas tecnologías es masivo y en algunas personas, sobre todo para los jóvenes, es problemático. Si podrá generar una demanda de tanta intensidad como para llegar a los dispositivos esta aún por ver.
¿Por dónde se enfoca la adicción?
Va asociado en los patrones de juego patológico usando nuevas tecnologías, especialmente internet. Es llamativa la presión que ejercen las plataformas de juego en televisión, con deportistas conocidos animando a la gente a jugar en la red. A mi modo de ver, esos anuncios deberían estar prohibidos ya que son una invitación al inicio del juego y van a aumentar el riesgo entre los jóvenes. Vemos que está creciendo la frecuencia de juego online y, por lo tanto, aumenta el número de jugadores patológicos.
¿Este nuevo escenario está creando futuros ludópatas?
Sí. Así es. El juego patológico es una conducta adictiva clara, su incremento en riesgo y peligrosidad con el uso de las nuevas tecnologías está claramente constatado. También está demostrado el inicio más precoz en los jóvenes. El juego online entre la juventud es un problema muy importante y con poca regulación a nivel legal. No olvidemos que los estudios ya dejan claro que, cuanto antes se inicien en el consumo de una substancia o en el juego, el riesgo de tener problemas es mayor.
¿Lo ve como gran problema?
Sí y, además, muy difícil de atajar, porque la entrada online para los jóvenes está por todas partes.
¿Y qué hacer para remediarlo?
Ser consciente de ello y un enfoque motivacional. Es fundamental el apoyo familiar. A partir de ahí, se puede hacer el trabajo con buenos resultados. En todo caso y yendo el punto de partida, he de decir que es preocupante ver familias con niños de dos y tres años a los que se les da un móvil para que estén más tranquilos. Se les está acostumbrando desde esa tierna edad. Ellos aprenden desde niños que la solución está ahí y ese es uno de los graves errores.
Lo vemos en la familia, el colegio, donde usan el móvil y la tablet...
Sí. Hay un uso masivo muy amplio y permisivo de estas tecnologías que a veces, por sus bondades han sido exageradas en educación o formación donde igual no son tan útiles como decían. Hay un uso extendido generalizado y un fácil acceso con poco control parental ya que hay padres que no conocen bien esas tecnologías. Ese uso masivo provoca que las personas más vulnerables, con dificultades emocionales, acaban usando mucho estos recursos como vía para paliar su tristeza o malestar y acaban teniendo dificultades.
¿En la Unidad de conductas adictivas del CHUO tienen muchas consultas por este motivo?
En 2016, por ludopatía se vieron 27 nuevos casos. En total, fueron 8.426 consultas sucesivas y 527 primeras consultas de las que 138 fueron por adicción al tabaco y el resto por adicción al alcohol, además de las que ya indiqué por ludopatía.
¿Hay una unidad para jóvenes?
No. La atención para adolescentes y adultos jóvenes en este momento no es específica. En general, desde el punto de vista de la salud mental, los adolescentes y adultos jóvenes son una parte de la población bastante ignorada, curiosamente donde más conviene intervenir porque es cuando los principales problemas de salud mental emergen. Nuestro medio de atención no es el más adecuado ni el más atractivo ni para estos pacientes ni para sus familiares de ahí que no hay tantos usuarios de esta franja.
Pues es un colectivo con alto riesgo en consumo de tóxicos, accidentes y también riesgo suicida...
Sí. Así es y, si tenemos en cuenta que los accidentes se relacionan mucho con el consumo de sustancias, resulta que esta población es la que tendría que recibir una atención específica. La realidad es que la juventud con problemas de este tipo está bastante aislada y no recibe mucha atención de nuestro sistema sanitario que está mas orientado a la intervención en adultos. En la edad pediátrica está desarrollado pero solamente va hasta los 14 años. En salud mental infantojuvenil hasta los 16 y de esa edad en adelante hay una especie de vacío hasta lo que denominamos "adulto".
¿Cual es el ránking de adicciones?
En primer lugar y sin duda alguna el alcohol. En segundo lugar y en auge el cannabis, con el problema de los derivados sintéticos que igual en Ourense comparado con otras ciudades no está tan extendido pero son agentes mucho más potentes y muy peligrosos. A continuación y en tercer puesto está el tabaco; en cuarto lugar la cocaína y en quinto puesto del ránking nos encontramos con los derivados mórficos y la heroína.
El alcohol está en la base. ¿No?
Sí. Hay preocupación con el tema del consumo de alcohol en menores. Ya vemos lo que está sucediendo. Si está prohibido habrá que intervenir para velar por el cumplimiento de la ley. Hay una elevada permisividad social con el consumo de alcohol a todos los niveles. Es un problema de salud pública. Tiene que haber una decisión social, administrativa y también política para apostar por esa intervención. Activar programas para que cuando se detecten casos puedan ser derivados. No sé si el dispositivo de conductas adictivas es el más adecuado. Quizás sería necesario crear unidades que atiendan a adolescentes y fuesen más adecuadas a esta población. Hay necesidad de intervenir a todos los niveles.
