SAN LÁZARO

El afiador y los futbolistas fugaces

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photo_camera Dos futbolistas que no pudieron terminar la jugada, una de las cuatro 'Madamitas' que ardieron ayer en la tradicional fiesta.

La tradicional quema de las "Madamitas" reunió ayer a centenares de ourensanos para disfrutar de la fiesta de San Lázaro. Entre las cuatro figuras que ardieron, no faltó el homenaje a una profesión ligada a Ourense.

La pólvora hizo lo suyo y las "Madamitas" giraron hasta su inevitable final. La tradición de la fiesta del San Lázaro reunió a los ourensanos frente a la Subdelegación del Gobierno para contemplar el espectáculo.

Unos mirar y otros trabajar. A la pirotecnia Josman le tocó lo segundo. "A veces te dan ganas de que no exploten", bromea Benito Salgado, gerente de la empresa. Lo dice por el mimo puesto en los diseños: humildes, sin adornos y pensando en el público infantil. "Y siempre esperando que no falle nada", añade.

El lenguaje de las figuras es universal, sin nombres ni apellidos. Una madre acunando a su bebé, dos futbolistas a punto de rematar una jugada, un afiador y una niña saltando a la comba pasaron a la historia de la "Quema das Madamitas".

"Cada año intentamos hacer una cosa diferente, con ideas que tenemos desde hace años", explica Benito. "No representan a nadie en concreto, se hacen para que los niños las entiendan y las disfruten", relata.

El afiador es el pequeño homenaje que en la pirotecnia hacen cada año a un símbolo tradicionalmente ourensano. Ardió como los demás.

Antes de la quema, un Popeye cabezudo se lució por las calles del centro de la ciudad. Echó unos bailes en el Paseo, saludó a los niños que esperaban a las Madamitas e hizo amena la espera. Los gaiteros Gomes Mouro pusieron la banda sonora.

A las 13.00 horas, unos se tapaban los oídos y otros sonreían sabiendo lo que venía a continuación. Ni siquiera la Castañera se perdió el espectáculo, que pasó desapercibida entre la multitud. Poco después de las 13,10 horas, estampida general.

"Que queredes, das grandes ou das outras?", pregunta apresurado un padre de familia a sus retoños. Se refiere a las rosquillas, las otras protagonistas de la fiesta del San Lázaro. Encontrar un hueco entre los puestos fue tarea complicada ayer al mediodía, pero nadie quedó sin el aperitivo. 

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