A Gudiña continúa con su día a día con las restricciones máximas –sin hostelería, reuniones entre no convivientes y sin movilidad-, algo que ha sorprendido a los vecinos de la zona, una decisión con la que el propio Concello no está de acuerdo, por lo que presentaron las alegaciones oportunas para salir de este nivel.
Mientras tanto, la semana transcurre con un ambiente decaído, marcado por estas restricciones que no cambian para nada la vida de los vecinos. Marcos Couso, del restaurante Churrasco de Oro, lamenta la situación y siente que "a hostalería leva a peor parte e realmente non se deron casos nos bares ou restaurantes", y añade que "é inxusto que esteamos cerrados cando desinfectamos e limpiamos todo, cando noutros lugares non o fan".
Y es que la hostelería es el sector más afectado, como cuenta Francisco Nieves, un vecino de la localidad que regenta un pequeño supermercado familiar: "Por sorte nós non estamos tan afectados como a hostalería, que levan a peor parte", pues "como a xente non pode ir a Verín fai as compras no comercio local, pero si que se nota a falta do movemento doutros sitios".
Eli Parauta, una vecina de A Gudiña, se lamenta y nota entre los vecinos un ánimo muy bajo: "A situación dá moita pena". Recibieron la noticia con sorpresa: "Quedamos un pouquiño bloqueados porque pensabamos que poderiamos abrir, foi un pau". A pesar de este malestar general, no pierden la esperanza, y Couso remarca que "sempre que vaia para mellor a cousa temos que aguantar e ter esperanza de que pronto poderemos abrir".
