reportaje

De Alaska a Santiago, con el carrito

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photo_camera Mike Towle, Malani Towle, Lianna y Michael -estos dos últimos en el carrito-, en el Polígono de San Cibrao el viernes.

La Ruta de la Plata es siempre una experiencia inolvidable para quienes la disfrutan, pero es posible que para la familia Towle lo sea aún más. Vienen desde la lejana Alaska y afrontan el Camino con sus dos hijos de cinco y tres años.

La Ruta de la Plata o Camino Mozárabe llama cada vez a más peregrinos que afrontan, por diversas circunstancias -religiosas, de reto personal, como simple vivencia-, este recorrido hasta la ciudad del Apóstol. La familia Towle es uno de estos grupos de peregrinos, aunque en este caso su peculiaridad salta a la vista, puesto que a la inevitable mochila y el socorrido bastón unen un carrito de bebé con doble asiento. La razón es que afrontan este reto del Camino desde la lejana Alaska... y vienen acompañados de sus dos hijos, Lianna, de cinco años, y Michael, "que cumplirá tres años la semana que viene, en pleno Camino Xacobeo", según explica su padre, Mike Towle.

Esta aventura lleva tiempo desarrollándose. "La hemos llevado a cabo a lo largo de tres años y con alguno de descanso en medio para hacer otros viajes", explica Malani Towle, madre de los pequeños. "La primera etapa fue hace ya cuatro años, solo con nuestra hija, muy pequeña, porque Michael todavía no había nacido; ese primer tramo del Camino lo hicimos desde Mérida a Salamanca", recuerda Mike.

La segunda etapa, dos años después, sería desde Salamanca a A Gudiña, ya con el pequeño Michael acompañándoles. Este año rematan la aventura "desde A Gudiña hasta Santiago de Compostela, donde esperamos llegar en una semana, aproximadamente".

Malani afirma que "el Camino es muy bueno para los niños, porque les encanta ver nuevos paisajes, disfrutan de la naturaleza, ven las vacas, los caballos, las ovejas... todo para ellos es un descubrimiento, les ayuda a explorar; es como un campamento de verano, pero on the road".

Escogieron el Camino Mozárabe porque "la primera vez que nos decidimos a hacerlo era invierno, y nos dijeron que en esta ruta hacía más calor que en el camino francés ", explica Mike Towle. "Ahora queremos continuar la Vía de la Plata porque ya que empezamos aquí queremos completarla", añade Malani, su mujer.

El ritmo, obligados por el acompañamiento de los niños, "es de entre 15 y 20 kilómetros diarios; a veces los niños cogen la bicicleta", explican. De momento, van en el carrito, una familia que llama la atención en la Ruta de la Plata.

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