Las aldeas de Ourense resisten: 1.200 núcleos se mantienen con menos de 10 vecinos

Pura, la única mujer empadronada en la aldea de Casaldoira, en el concello de Allariz. FOTO: ÓSCAR PINAL
photo_camera Pura, la única mujer empadronada en la aldea de Casaldoira, en el concello de Allariz. FOTO: ÓSCAR PINAL
La provincia de Ourense frena un año más el vaciado de pueblos, aunque uno de cada tres está en el límite de la supervivencia

La realidad de la demografía de Ourense continúa dejando margen a la esperanza dentro del invierno poblacional en que se encuentra sumida desde hace más de medio siglo. Aunque la cifra total de habitantes continúa en un peligroso declive hacia los 300.000 residentes (el padrón continuo elaborado por el Instituto Nacional de Estadística registra un descenso de 934 ourensanos en 2022), la provincia ha logrado frenar la lacra de las aldeas vacías (o vaciadas).  Así, en 2022 el INE registra 165 entidades singulares con cero vecinos empadronados, tan solo una más que el año anterior.

Esta no es más que la confirmación de la tendencia de los últimos años y que incluso acentuó la pandemia: el récord de aldeas vacías se registró en 2019, con un total de 171, cifra que ha ido menguando desde entonces hasta las 167 del año del conoravirus, las 164 de 2021 y las 165 de 2022. No son datos para echar las campanas al vuelo pero al menos revelan un freno al progresivo vaciado de los años anteriores a la pandemia.

 
@AlfreTeja para La Región
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Y también mejoran los llamados “pueblos la resistencia”, aquellos que están en el límite de la supervivencia. Así, los núcleos que tienen entre uno y cuatro vecinos se redujeron en el último año: si en 2021 había 499 que estaban habitados con menos de 5 vecinos, un año después son siete menos (492).

La organización de las aldeas gallegas en parroquias tiene su origen en el proceso de cristianización y fue establecida por la Iglesia desde tiempos medievales. No es una estructura jurídica con órganos administrativos, pero sí están reconocidas  y conforman la identidad sociocultural del pueblo gallego. De ahí la importancia de preservarlas. Sin ir más lejos, en el caso de las aldeas abandonadas, en 2006 el número de núcleos que no tenían ningún vecino estaba por debajo del centenar (99). A partir de ahí, la despoblación campó a sus anchas, agravada por la crisis económica, pasando de los 111 pueblos desiertos en 2007 a los actuales. En cuanto a las localidades de entre uno y cuatro residentes, descienden de 499 en 2021 a 492 de 2022, aunque siguen lejos de las 380 de principios de siglo. 

En suma, el INE contabiliza en la provincia 3.692 entidades singulares, de las cuales 1.201 sobreviven con una población de entre uno y una diez empadronados, lo que significa que uno de cada tres pueblos de Ourense está en esta franja de población.

Los más despoblados

Son 46 los concellos de la provincia que tienen al menos una aldea sin residentes empadronados. El municipio más afectado por esta situación es Castro Caldelas, que concentra hasta 20 núcleos fantasma. Por encima de la decena también están Gomesende (11), O Irixo (11) y Montederramo (10). Incluso en el concello de Ourense, el Instituto Nacional de Estadística contabiliza dos entidades singulares deshabitadas: A Garduñeira y Barxelas.

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