RIESGO PARA MENORES

Alerta sobre la incidencia del alcohol en ‘conductas desviadas'

El buen tiempo y las vacaciones de Semana Santa atraen de nuevo el botellón en la Alameda. 

Buen tiempo y vacaciones son el cóctel que muchos jóvenes aprovechan estos días para acudir al botellón de la Alameda. Y este último fin de semana, coincidiendo con el primero del paréntesis vacacional de Semana Santa, no fue una excepción. Desde las doce de la noche del sábado, decenas de jóvenes, muchos de ellos menores, comenzaron a llenar la Alameda para beber alcohol.

Precisamente, colectivos como la Asociación para a Prevención da Exclusión Social (APES) alertan sobre la importancia de prevenir conductas de riesgo tales como el consumo de alcohol por parte de los menores. Según su coordinadora, Raquel Crespo, "saber que, según estudios fiables, la edad de inicio del consumo de alcohol es a los 13 años no puede dejarnos indiferentes". Máxime si, tal como añade, "cuanto antes se comienza a consumir una sustancia como el alcohol aumenta el riesgo de padecer una adicción al mismo a más largo plazo".

Esta asociación, con un importante trabajo de campo con reclusos y estudios sobre los factores de riesgo frente al delito, tiene claro que el consumo de alcohol entre los más jóvenes está detrás de toda una serie de comportamientos denominados por la criminología como "desviados", destacando las agresiones, el vandalismo, el absentismo, el fracaso escolar y el consumo de otras drogas asociadas al ocio nocturno.

La mayoría de las personas que atiende en prisión, según explica Crespo, "han comenzado su carrera delictiva antes de los 18 años y de éstos, un número significativo han tenido un problema de adicción que se inició con el consumo de alcohol".

APES puso en marcha precisamente el programa ALBA en 2012 y 2013 centrado en la organización de charlas destinadas a estudiantes menores de edad y a padres y madres, colaborando con centros educativos, AMPAS, y escuelas de padres y madres, así como otro tipo de entidades (Fundación Amigos de la Barrera y COB) para limitar las oportunidades que fomenten ciertos comportamientos, no perdiendo de vista la compleja socialización de los adolescentes. Una de las conclusiones extraídas, según Raquel Crespo, es que "el concepto de prevención no está arraigado en nuestra sociedad, y son pocos los progenitores que acuden a este tipo de charlas".

Quejas vecinales y falta de medidas eficaces de control

El botellón es un viejo conocido en la Alameda. La Policía Local asegura que destina a dos patrullas, de las seis disponibles para vigilar la ciudad en horario nocturno los fines de semana, para el control de menores. A falta de medidas y normativas, esta presencia rutinaria está lejos de disuadir a los más jóvenes de beber alcohol, provocar molestias a los vecinos y dejar ese espacio público lleno de basura. El Concello no ha conseguido erradicar el botellón pese a las protestas y quejas.

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