Entrevista

Alfredo Conde: "Hoy, el legado galleguista de Fraga solo tiene parangón en Ourense"

O escritor Alfredo Conde, nunha imaxe de arquivo (XESÚS FARIÑAS).
photo_camera Alfredo Conde, en una imagen de archivo. (FOTO: XESÚS FARIÑAS)
Autor de "A propósito de Fraga" dice que del libro saca "mucha tranquilidad"

La historia del escritor alaricano Alfredo Conde y el ex presidente de la Xunta Manuel Fraga comienza en un comedor y casi termina en una bofetada. Entre ambos momentos mediaron años de amistad, una relación que acabó de forma abrupta y que ahora el autor ourensano recoge a modo de autobiografía en el libro "A propósito de Fraga", editado por Ézaro. Publicada simultáneamente en castellano y gallego, la obra explora la relación de dos personas -dice Conde- situadas "en las antípodas políticas", pero fraguada en el respeto mutuo.

¿Por qué compartir esta historia ahora? 

Tengo setenta y seis años, ¿no le parece suficiente? Además, mi vida ha suscitado todo tipo de opiniones, y se han dicho de mí demasiadas cosas sin la oportunidad de responder en debida forma. Quizá este libro debiera titularse "respuestas a preguntas que nadie me hizo". Además, estos tiempos necesitan diálogo y lo que antes se llamaba "un ordenado contraste de pareceres"  que no estará de más suscitar.

Una amistad entre personas de ideas alejadas, ¿qué valor tiene hoy este planteamiento?

Quizá el de plantear de nuevo posturas como las que mantuvieron Fraga y Carrillo interviniendo juntos en actos y presentaciones que ayudaron al diálogo y a la convivencia. Posturas que hoy están tan deterioradas. Dos personas pueden y deben ser amigas con independencia de su credo religioso, de su credo político, de su condición o de su carácter. Cualquier intento de acercar posturas tiene valor y debemos aceptar que si estamos dispuestos a decir lo que nos venga en gana, debemos de estarlo también a oír todo lo que tengan que decirnos.

El final del libro, tras el desencuentro súbito, dice que no volvió a tratar con Fraga. ¿Quedó algo pendiente de hablar, si hubiera la oportunidad?

Seguro que sí. A ambos nos traicionó nuestro carácter, y si lo que quiere conocer es mi disposición de ánimo acerca de restañar heridas y recuperar la posibilidad de dialogar, le diré que sí, pero Manuel Fraga es ya parte de la Historia.

¿Qué legado dejó Fraga, y qué queda de él?

Desde que él abandonó el poder, ningún presidente -ni Touriño, ni Feijóo-, ha mantenido la coherencia y firmeza galleguista de la primera y brillante legislatura de Fraga. El legado establecido durante aquella no lo respetó ni el propio Fraga, a partir de Aznar, y diría que hoy solo tiene parangón en Ourense, que sigue una línea política iniciada en su momento por el anterior presidente provincial. Con todo, el abandono del legado de Fraga en la democracia no sucede solo en Galicia; da la impresión que que en el conjunto español ha sido preterido por completo, como el de Felipe González.

En lo personal, ¿qué saca usted de este libro?

Mucha tranquilidad. Saco en limpio el hecho de que quede claro que yo no traicioné nada de todo aquello en lo que creo y no seguí ninguna doctrina partidaria, puesto que no militaba en ningún partido, ni estaba sometido a otra doctrina que la de mi conciencia. Un ejemplo: cuando Fraga propuso la ampliación de las aguas jurisdiccionales gallegas, la administración única y la reforma del Senado, yo voté a favor. Tuve que oír de todo, pero ninguna pregunta acerca de por qué razón los partidos autoproclamados galleguistas o nacionalistas lo habían hecho en contra. Todavía no me lo explicó nadie. 

Te puede interesar