Algo más por la credibilidad

Tractorada en Xinzo (ÓSCAR PINAL)
photo_camera Tractorada en Xinzo (ÓSCAR PINAL)

Lo que de verdad es importante 

La gente no se manifiesta contra Jácome porque no les hace pasar hambre (que se sepa) ni les somete a privaciones, más allá de su deplorable papel como alcalde. Por eso nunca serán numerosas las protestas en su contra. El regidor es solo un accidente institucional, una anomalía política sustentada por grandes estrategas de corredoira. Al personal se la bufa el bache o el plan de urbanismo y no reaccionará ni aunque padezcamos el síndrome de Diógenes. Este tipo se consolidará porque empezará a parchear y a tomar como suyas las pírricas gestiones positivas que hacen sus socios, los sagaces populares. Lo que tiene a la gente hasta los periféricos es el que hay de lo mío, el costurón en el bolsillo, el sablazo de la luz y la gasolina. El llegar a fin de mes, como toda la vida. Por eso estallan los transportistas, se lamentan los agricultores y ganaderos. Es eso lo que acojona. Eso y el advertir como un individuo como Putin puede traer la desgracia al felpudo de casa. Por eso se vacían los supermercados creyendo que vamos camino de la cartilla del racionamiento. Es eso lo que motiva, lo que despierta instintos primarios, lo que genera estados de opinión que algún día se pueden transformar en votos. Eso y no las veleidades de un antojadizo.  

Viene abajo como castillo de naipes   

Se cae el suflé de la Operación Pokemon que la jueza de Lara instruyó como causa infinita, inabarcable y, por lo que se ve, infumable. Dejó con la cara descubierta a un montón de cargos públicos para que se la abofeteasen. Los medios les hicieron pasar por la quilla convirtiéndoles en Alibabá y los 40 ladrones amplificando conjeturas. Va para diez años de aquello y aún hoy la instructora de la(s) causa(s) no le ha dicho a la sociedad y parte de los imputados de qué les acusaba. Hace unos días otra orden de archivo vino a mojar aún más la pólvora del delito sospechado hace un decenio. La jueza fue apartada, está ahora en Ponferrada, y recurrió su sanción al Constitucional lamentando que ha caído en desgracia por intentar destapar la corrupción política en Galicia. A ver qué le contestan, pero el exalcalde de Lugo y uno de sus señalados, López Orozco, se desprendió estos días del útimo colgajo judicial. Ahora, exige ser indemnizado. La Jusiticia debería de hacer algo más por su credibilidad. Mucho, diría yo. 

Historias que huyen del villano 

Hay más de un centenar de ucranianos viviendo ya en Ourense. Los pliegues de la humanidad son así: villanías de un tirano, abrazos del que acoge. Han desfilado por estas páginas varias historias. Contó Tetiana que constantemente escucha en sus oídos las sirenas que llaman a refugiarse. Narró Iulia que “en la guerra preparé alimentos y ayudé a hacer cócteles molotov”. Aquí reciben el cariño paliativo, una tirita en una herida abierta. Lo peor es si la guerra se prolonga, la solidaridad hace callo y las puertas de la acogida se entornan.

Algo de soberanía y canon eléctrico

Y hablando de titulares. El periódico se puso corajudo con la cuestión energética, con sesgos reivindicativos de las viejas aspiraciones de la soberanía eléctrica. Resulta que la producción de Ourense es cuatro veces superior a la consumida. En el mismo paquete que se fueron otros recursos, huyó la exigencia de retorno para el que entrega parte de su riqueza a cambio de pagar algo menos en el recibo. En tiempos las eléctricas abonaban un canon a la provincia por la explotación de sus embalses, que la Diputación distribuía. Hace ya décadas que eso se esfumó. Seguimos cediendo agua y a cambio ni las gracias. Cuando se plantea el asunto de lo que el agua produce y entrega a las eléctricas siempre hay quien nos ordena silencio y recuerda lo subsidiados que estamos, cosa que lamentablemente es cierto: paga Ourense al Estado en impuestos más de 400 millones al año y solo en pensiones vienen más de mil millones. También se publicó aquí que el Gobierno excluye a la provincia de ayudas a zonas desfavorecidas. Para no hacerlo las equipara con las más pudientes como Madrid, no con las más necesitadas como Castilla La Mancha. Siempre nos hemos quejado de vicio. 

Con la que cae espera que vengan jóvenes

Este periódico hace cinco meses publicó que se necesitaban al menos 300 camioneros en Ourense. Con la que cayó estos días y las condiciones misérrimas de los profesionales no se encuentran transportistas ni a lazo. Con más frecuencia de la deseada estas páginas lanzan el SOS del abandono de las tierras, la falta de rentabilidad y la insuficiente tasa de relevo para hacer del rural algo mejor que una postal. Estos días en A Limia los productores  dejaron clarito que la riqueza empieza por erre, pero también ruina, a la que se asoman. Con ambos ejemplos queda hueco el mensaje de que son los jóvenes los que se deben incorporar. Es un problema grave, sin duda. Lo es más que los jóvenes (no todos, no seamos injustos) tampoco quieren trabajar en un taller mecánico, ni en un edificio en construcción, ni en la carpintería, ni en el aluminio, ni siquiera en algunas actividades tecnológicas. Suerte que tienen, que no queriendo trabajar tienen para vivir.

El portafotos

José Manuel Rodríguez, presidente de la Asociación Empresarial de Transpotrte de Mercancías por Carretera (Apetamcor) decidió bajarse, no de su camión, sí del cargo en el que llevaba desde el 2009. Lo hizo en plena huelga del sector y “por motivos personales”. Jamás se han descrito circunstancias impersonales en las renuncias, quién sabe si algún día empezarán. Por “motivos personales” se han ido los alcaldes de Vilar de Santos, Nogueira de Ramuín o un concejal de Verea en las últimas semanas. Es una forma como otra cualquiera para irse, respetable, faltaría más. Es como el fallecimiento, todos se producen por parada cardiorespiratoria. En el caso del ya expresidente de los transportistas su renuncia supone abrir una serie de incógnitas en torno a la asociación. De Alberto Vila, nominalmente gerente en los últimos años, no se ha sabido nada cuando más evidente debiera ser su papel. Aparece, eso sí, Javier Adolfo González como nuevo presidente, al que se le ve con ganas. Otro tópico, pero sin duda verdad. Le hará falta para canalizar los muchos problemas que sufre el sector y voluntad férrea para hacerse respetar en un gremio especialmente convulso, no sea que pronto le surjan determinados “motivos personales”.

Te puede interesar