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"Algún a 100" y barra libre de doble fila: el caos perfecto en Pena Trevinca

Es uno de los ejes de la movilidad urbana pero cuenta con obstáculos como la doble fila que lo convierte un zigzag peligroso. "Os peatóns teñen medo de cruzar", aseguran los vecinos

"Algúns veciños teñen medo a cruzar a rúa". Así de claro resume Alfonso Pazos, de la Asociación de Vecinos Olimpo, la situación de Pena Trevinca. Las dobles filas constantes, el caos a la hora de la salida del colegio y, sobre todo, "unha velocidade endemoniada, algún pasa a máis de 100 por hora", son las mayores preocupaciones de los vecinos de esta calles en cuanto a la movilidad.  Pero la inseguridad del peatón no se queda en la calzada. "As raíces das árbores levan un tempo levantando as baldosas e máis dun veciños xa ten levado algún susto. O outro día unha persoa partiu as gafas ao caer", añade el líder vecinal. 

La situación aquí es conflictiva a la hora de cruzar la calle, y el paso de peatones situado en la confluencia con Serra de Queixa ha sido objeto de no pocos atropellos en la última década. "Los vehículos estacionados en el carril derecho de ambos sentidos obstaculizan la visión y dejan dos carriles inutilizados", lamentan desde Stop Accidentes, donde también inciden en la "peligrosidad" de la mala costumbre de los padres de llevar a sus hijos hasta la puerta del centro escolar Irmáns Villar en coche, "causando situaciones caóticas". Lo reconoce la vecina Sandra Martínez, que señala que "en ocasións case non colle o autobús cando coincide coa saída de clase, e non son poucas veces a que ten que parar a coller á xente en pleno carril". Alfonso Pazos reconoce que "moitos pais métense  pola dirección prohibida para esperar aos fillos". 

Las peticiones son claras entre los vecinos consultados, como Francisco Losada o Manuel Borrajo: "Que poñan xa un radar fixo". La asociación vecinal va más allá, con la solicitud de pasos de peatones elevados, una mayor luminosidad en el paso conflictivo y una penalización a los estacionamientos en doble fila. Martín Losada, que trabaja en la zona, se culpabiliza como peatón. "Aquí cruza mucha gente mal, somos algo cafres. Deberían ser más estrictos con los que lo hacemos mal", señala. 

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