Día de las personas mayores

“Para algunos mayores, los pisos son una cárcel"

Los jubilados se implican en las actividades de envejecimiento activo aunque consideran que queda mucho por hacer para que las personas mayores se integren. 

Los jubilados se implican en las actividades de envejecimiento activo aunque consideran que queda mucho por hacer para que las personas mayores se integren. 

Paquita Panero: “Trabajar con mayores es lo mejor que pude coger"

Paquita Panero

Al jubilarse como maestra, Paquita Panero decidió continuar demostrando que los mayores tienen mucho que ofrecer. Es voluntaria de Cruz Roja y ayuda a personas de edad avanzada–todas mujeres– a mantenerse activas cognitivamente. "No vamos a que aprendan, sino a que tengan la memoria activa. No conozco a nadie que haya dejado de venir. Es un ambiente muy agradable, comparten vivencias, salen de casa. A veces la gente mayor no es tan abierta para algunas cosas, pero está cambiando, hay que tener tacto, no es nada difícil hablar con ellos", explica esta voluntaria, que tiene 72 años de edad. 

"Trato por todos los medios que todos asumamos lo que tenemos. Siempre potenciamos el optimismo, todos valemos. Hay algunas que eran muy negativas y que desde que están aquí lo ven todo de otra manera. Trabajar con gente mayor es lo mejor que pudo coger en la Tierra", apunta Panero, que cree que "el esfuerzo mío no es proporcional al beneficio que consiguen. A veces no sabes hasta qué punto puede hacer bien la pedagogía". Cree que las administraciones han de esforzarse: "Hay que darse cuenta de que la gente mayor tuvo una juventud dura, ahora disfrutan muchísimo estas actividades. Cohesionan mucho, esto es muy gratificante y yo la Cruz Roja no la dejo".


“Para algunos mayores los pisos son una cárcel"

Jose Luis Romano

José Luis Romano González, tipógrafo y vecino de la ciudad,  fueuno de los primeros en unirse a las actividades de ocio saludable de Salubrízate. "Los políticos tienen que implicarse en proyectos así, se gastaría mucho menos", señala este vecino de la rúa Cabeza de Manzaneda, nacido en pleno Casco Vello. Considera "inmejorable" su experiencia en las actividades donde les enseñan a cómo cuidarse, cómo comer y a descubrir los rincones de la ciudad.

"Que la gente mayor salga a la calle, que se relacione... Así se ahorraría en gasto. Yo estoy muy contento, me han dado conocimientos que antes no tenía". Cree que a la gente mayor hay que darle un papel más activo. "Esto no es como hace 30 años, y o ahora tengo 67 años y como si tuviera 50, mi mentalidad y mi cuerpo son jóvenes".

Este hombre de 67 años trabajó 40 años ininterrumpidos en la misma imprenta. Cree que "hay que mejorar el acceso de las personas mayores,.En el Casco Vello, donde se crio, se le cae "el alma a los pies", porque "la gente mayor se tiene que ir porque no tiene ascensores... Están como metidos en una cárcel, no tienen forma de bajar a la calle". Lo vivió en sus carnes: La comunidad acaba de decidir poner un ascensor, "pero a mi madre le dio un ictus y mi padre padecía de bronquios y no podían subir y bajar. Necesitamos más facilidades", relata.


“A cidade debe ser para os maiores, cos novos dentro"

Carmen de la fuente

Carmen de la Fuente destaca la importancia de la lucha contra la soledad, en especial en la ciudad. "Nas aldeas é diferente, vixilámosnos uns aos outros. Fulanito non abriu a ventá, pois hai que ir. Hai días que non vemos a Antonio, pois hai que ir mirar. Fulanito non foi coller o pan, pois hai que mirar...Hai un veciño que está esperando que veñamos de Ourense só para xogar ás cartas.  Na cidade é peor. Pero hay que saudar sempre, nos comercios pequenos, aos veciños, a todos, para crear un vínculo e non sentirse  soa. Sempre é reconfortante que te chamen polo nome, hay que coñecerse", apunta.

En este sentido, De la Fuente sostiene que "os xubilados estamos de marabilla con actividades como a de Salubrízate –en la que lleva año y medio–, eu xa era activa, pero agora sono máis". Destaca cómo han ido dándose cuenta en sus paseos de las dificultades para la tercera edad.

"Cado es novo non te das conta  dos obstáculos que hai na cidade, son moitos. Pasos de cebra non rebaixados, ocos na beirarrúa, pintura que resbala, pasos de cebra que se poñen en vermello en 8 segundos... Hai moito que cambiar", señala estea mujer, de 67 años, que dice que "chega unha idade na que nos sentimos un pouco invisibles, e creo que temos que facernos ver. A cidade ten que ser para os maiores e que os xóvenes dentro, por suposto". 

Te puede interesar