Alquila una habitación, roba videoconsolas y desaparece

El martes por la tarde Marta D. acudía a la comisaría de la Policía Nacional para denunciar que ese mismo día un hombre, Juan Ignacio S., de 43 años, había alquilado una habitación en su casa seis días y, el primero (el único que pagó), en una hora en la que ni ella ni su pareja estaban en el domicilio, se marchó sin previo aviso y se llevó con él una tablet, un disco duro, una Nintendo 3DS con 14 juegos y una Wii U con todos sus cables y mandos. "Cuando fui a poner la denuncia a la policía me enseñaron una foto que coincidía con el hombre al que le habíamos alquilado la habitación, nos dijeron que tenía 75 antecedentes", explica la propietaria. Marta D. y su novia, María G., decidieron publicar su caso en redes sociales con la foto de Juan Ignacio S. para alertar de su actividad, con la sorpresa de que recibieron numerosas respuestas de otras víctimas de hurto o de gente que lo había reconocido. Entre ellos, estaba Ó. J., que lo identificó al ver su foto. "Yo tenía una tienda en la ciudad, vino como cliente e intentó hacerse amigo mío, pagó siempre menos la última vez, que desapareció debiéndome 100 euros", explica. El presunto ladrón es leonés y su residencia figura en Asturias, pero lleva años actuando en Ourense. Ante sus víctimas adoptaba distintas identidades. "A mi me dijo que era piloto de helicópteros", indica Ó.J. Además, se hacía pasar por lotero e incluso por guardia civil. Rubén Prieto también reconoció a Juan Ignacio en la fotografía. Trabaja en un bar de la ciudad y afirma que "en Navidad venía como cliente y me decía que era guardia civil en el cuartel de Santa Mariña, se presentó como Casares", relata. A sus dos últimas víctimas les indicó que "venía a Ourense para trabajar en Adif, nos dijo que aún no tenía cuenta bancaria, que se la iba a proporcionar su nuevo jefe, y nos preguntó si podía pagar en efectivo". De ese modo Juan Ignacio S. no quedó registrado en la aplicación AirB&amp;B por la que había encontrado la habitación, ni tuvo que pagar la fianza de 200 euros que se solicitaba. "Decía que le parecía mucho dinero porque el era un trabajador", explica Marta D. Y tras lo sucedido afirma que "estoy asustada, pasé un día entero con él sin saber nada, no me hizo nada porque no le cuadró". Además de este último hurto, en 2016, tuvo que sentarse en el banquillo del Penal 2 de Ourense por robar joyas a su novia y venderlas. Fue condenado a 15 meses de prisión.