El arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio, de 76 años,desde ayer Francisco y 266 pontífice de la Iglesia Católica, es un jesuita de sólida formación académica y, como buen argentino, amante del fú

Amante del fútbol y el tango

Francisco I, dirigiéndose a los fieles tras su elección. (Foto: MAURIZIO BRAMBATTI)
El cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio, el papa Francisco, es un jesuita con una sólida formación académica, considerado un hombre dialogante y moderado, amante del tango e hincha del equipo de fútbol San Lorenzo. El que hasta ahora era la máxima autoridad de la Iglesia argentina está considerado como un hombre prudente, lo cual no ha impedido que mantuviera fricciones con el actual gobierno del país, en temas como el matrimonio entre personas del mismo sexo.
En 2005, tras la muerte de Juan Pablo II, el arzobispo de Buenos Aires pidió a los cardenales electores del cónclave que no le votaran en la decisión final entre dos candidatos. Entonces quedó en segundo lugar, tras el ahora papa eméritoBenedicto XVI, con quien convivirá en una situación inédita.

Arzobispo de Buenos Aires y primado de Argentina, Bergoglio ha sido en la Santa Sede miembro de la Congregación para el Culto Divino y la disciplina de los Sacramentos; de la Congregación para el Clero; de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y de las Sociedades de Vida Apostólica; del Pontificio Consejo para la Familia y la Pontificia Comisión para América Latina.

Nació en Buenos Aires, en el seno de una familia de origen italiano y comenzó su carrera en la Iglesia con 21 años tras estudiar ciencias químicas. Fue ordenado sacerdote el 13 de diciembre de 1969 y, en plena dictadura militar argentina, entre 1973 y 1979, fue enviado a Alemania, de donde pasó a la iglesia de la Compañía de Jesús de Córdoba.

En 2001, Juan Pablo II lo nombró primado de la Argentina y ocupó la presidencia de la Conferencia Episcopal durante dos períodos hasta que abandonó el cargo porque los estatutos le impedían seguir. Durante este período, fue conocido por la tensa relación que mantuvo con los gobiernos del fallecido Néstor Kirchner y de su esposa y sucesora, Cristina Fernández. La frialdad que marcó el tono de sus relaciones con el kirchnerismo se transformó en enfrentamiento abierto en temas como la crisis por las diferencias entre el gobierno y las patronales agrarias, la aprobación de la ley que reconoce el matrimonio homosexual y la polémica sobre el aborto. En 2008, durante el conflicto con el campo, Bergoglio llegó a pedir a Cristina Fernández un 'gesto de grandeza' con las patronales agrarias, denunció 'homogeneización' del pensamiento y 'crispación social'.

En 2010, la cúpula de la Iglesia católica argentina libró una 'guerra de Dios' contra el Gobierno y trató por todos los medios de evitar la aprobación de la ley que reconoce el matrimonio entre personas del mismo sexo. Bergoglio encabezó manifestaciones, movilizó a los sacerdotes en defensa de la 'unidad familiar' y convocó vigilias frente al Parlamento. Aunque perdió esta batalla, se apuntó un tanto poco después al conseguir que el gobierno frenara la difusión de una guía médica que repasaba los supuestos de aborto admitidos por la ley argentina: violación y peligro para la vida o la salud de la madre.

Conocido por su sencillez, Bergoglio vivía solo, en un apartamento, en el segundo piso del edificio de la Curia, al lado de la Catedral de Buenos Aires, en el corazón de la ciudad. Poco amigo de las apariciones en los medios, Bergoglio ha tratado de mantener un bajo perfil público, acostumbra a viajar en transporte público.

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