Lola se enamoró un domingo en el número 38 de la rúa de Velle, casita en la que cuelga el cartel de "Se vende". Como ella, otras tantas mozas de Velle conocieron la amistad y el amor bailando en la Palleira. La de celestino no era la única faceta del morador y artífice de esta pequeña bodega a la que peregrinaron hasta los noventa jóvenes de toda la comarca.
"O Cuco de Velle era un showman, era único. Un home desinteresado, con desprezo ao diñeiro. Onde ía tiña amigos. Se se houbese metido na política, sería a hostia".
Habla Antonio Pousa, "Cucolita", sobrino de un inolvidable de Ourense cuyo nombre oficial fue Claudio González Añel (Velle, 1916-1993). La venta de la propiedad ha removido los recuerdos de toda una generación que acudía cada fin de semana a celebrar lo que sea, bajo el "Paraugas do Xosé" y otras músicas que O Cuco de Velle hizo populares.
“Namoreime no baile"
"Eu pasei moito tempo con el. Todos os meses íamos facer os bailes. A Maceda, Montederramo… Era un ser único, non se pode formar xente como o Cuco", dice el sobrino. Este músico comenzó su periplo por las fiestas de la provincia en torno a 1950. Primero, con un acordeón. En los últimos años creció su fama con el impulso de la Charanga do Cuco de Velle.
"O Cuco verdadeiro é o de antes. A charanga veu despois. Os veciños de Velle aprenderon todos a bailar con el, na escola de baile namorábase a xente. As mozas eran de Velle e os mozos viñan de fóra. Despois montou A Palleira" explica Antonio Pousa.
Lola, que vive frente a la casa en venta, asiente. "Namoreime, home claro. O meu recordo é de esperar que chegara o domingo para bailar. Íamos a vendimia e viñamos a correr do agro para chegar ao baile. Ai, había un baile…", suspira la mujer. La casa en venta era propiedad del padre de Lola, que nada tiene que ver con la familia de O Cuco de Velle. "El viviu de alquiler toda a vida, ese era o desinterés que tiña polos cartos", recuerda el sobrino.
El acordeón, con una vecina
Antonia, que vive en la casa aledaña, sale a la puerta. "¡O Cuco non se fixo rico porque non quixo!". Ella no pudo acudir al antiguo baile porque "casei moi nova e o marido xa me tivo que marchar ao servicio". En casa guarda algo muy especial. El acordeón de O Cuco de Velle con el que inició sus andanzas por la provincia. "Deixoumo, el era así".
Las vecinas y el sobrino se despiden cantando una de las míticas: " O paraugas do Xosé/Eche un paraghuas moi malo/Cando lle caen cuatro ghotas/Xa se lle humedece o palo".
"Os domingos isto parecía a romaría do San Benito. Aquí xuntábanse 500 persoas"
La portada de La Región del 8 de marzo de 1993 anunciaba la triste noticia: "El fallecimiento de O Cuco de Velle deja a la Palleira sin su principal impulsor". Antonio Pousa, el sobrino, señala ahora el viejo recorte en el que se recuerda la figura del hombre que adquirió la categoría de "personaje". La Palleira abría los domingos por la mañana, en plena carretera de Monforte. Se juntaban caravanas de coches para cantar, bailar, comer pulpo y beber una cunca de viño. "Isto parecía sempre a romaría do San Benito, xuntábanse 500 persoas", recuerdan ahora los vecinos.
O Cuco de Velle empezó en bicicleta. A cuestas llevaba su acordeón por los pueblos para alegrar cualquier fiesta. De niño también creaba sus propias flautas y durante cincuenta años cantó en la Coral de Orense, en la que era solista de barítono.
Era contratado en las fiestas junto a su grupo musical. Cuentan que cuando comenzaban una pieza O Cuco de Velle hacía la siguiente gracia: "Empezamos en re mayor, que es más fácil".
Le dedicaron una calle en Velle y por su Palleira pasaron todo tipo de ilustres. Aquel 8 de marzo de 1993, se acabaron los bailes y las cuncas de viño en este rincón de Velle.
