TRIBUNALES / OURENSE

Los análisis descartan como arma homicida los cuchillos del caso Milia

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photo_camera Alexandru Marius Luca, en una de sus comparecencias judiciales.

Una pericial psiquiátrica a la que dio el visto bueno la Audiencia pondrá fin a la instrucción que se inició en octubre de 2013 

El sumario por el homicidio que le costó la vida al farmacéutico Tomás Milia (72 años) en octubre de 2013 afronta su recta final. Y parece que esta vez sí será la definitiva tras los intentos previos por parte del instructor. El juez cerró el caso en dos ocasiones diferentes pero la Audiencia dio luz verde a la petición de las acusaciones para practicar nuevas diligencias.

El sumario concluirá tras el reconocimiento psiquiátrico por parte de dos peritos que examinarán el inculpado, el joven Alexandru Marius Luca, de 21 años. El letrado que lo representa, Eduardo Mazaira, reclamó esta prueba porque quiere acreditar que su representado "tiene un problema en el control de los impulsos". Recuerda que estuvo un mes hospitalizado porque se arrojó desde el tejado de la capilla de la prisión por una discusión con un funcionario de prisiones. Aunque, según recalca, parte de la premisa de que el encausado no fue el autor del crimen.

El informe de los peritos, en caso de que acredite un trastorno explosivo -una clase de desorden psiquiátrico caracterizado por la impulsividad-, serviría a la defensa para tratar de aminorar la pena ante una hipotética sentencia condenatoria.

El joven se enfrente a acusaciones importantes por cuatro delitos: homicidio o asesinato en concurso con un robo con violencia, incendio y atentado a agentes de la autoridad, infracciones que podrían acarrearle una pena de más de 25 años de prisión .

El juez considera que hay cuatro indicios para atribuirle la autoría de esos delitos en base a que hubo vecinos del número 4 de la calle Curros Enríquez que lo vieron en el inmueble en el que residía la víctima a la hora en que presumiblemente falleció -entre las 21.30 y las 22.30 horas del 4 de octubre-. Pero también, aunque después no lo hizo ante el instructor, que confesó el crimen a la policía. Alexandru Marius Luca aseguró en comisaría, tras ser detenido, que asestó a Milia dos puñaladas en el cuello y otra en el vientre tras una discusión porque no quería abonarle el dinero convenido (160 euros) por los servicios sexuales de una hora, alegando que sólo tenía 40 euros en la casa.

Sin olvidar que llevaba consigo -recoge el auto de procesamiento- relojes del farmacéutico y que fue interceptado con "ropa bañada en sangre y varios cuchillos propiedad de la víctima, así como las llaves de la vivienda".

No obstante, la defensa sostiene que "la declaración ante la policía no es un elemento incriminatorio determinante, ya que tiene que estar corroborada por hechos periféricos", y que su patrocinado mintió por razones que se desvelarán en el juicio. De hecho, mencionó como arma homicida uno de los cuchillos de la casa, pero, según la pericial científica, "las esquirlas metálicas encontradas en el cartílago de la víctima presentan una composición distinta a la de las armas analizadas". Según esta tesis, el joven acudió el domicilio para mantener relaciones sexuales pero no mató a Tomás Milia y mintió a la Policía.

La Audiencia provincial será la encargada de dictar sentencia pese a que el fiscal, en un primer momento, y la defensa, en un segundo, ya que reconsideró su postura inicial, pretendían que el caso fueron enjuiciado por un tribunal con jurado popular.

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