ENTREVISTA

Andrés Suárez: "Me da igual que digan que soy un pesado con Galicia"

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photo_camera Andrés Suárez, con su guitarra.

Si la palabra de Andrés Suárez tuviera un color sería probablemente el azul. Hoy, tras el pregón de Cristina Pato, el artista gallego abrirá las Fiestas de Ourense con un concierto a partir de las 22:30 horas

Si la palabra de Andrés Suárez tuviera un color sería probablemente el azul. Del mar, de su Pantín eterno, de su historia de amor permanente con Galicia en las canciones que lo llevaron, tal y como resume su biografía, "del metro al cielo". Aunque, en realidad, antes del suburbano en Madrid, fueron los bares con encanto por toda Galicia. La canción de autor en España hoy no se entiende sin escribir el nombre del ferrolano, que abre hoy a las 22.30 horas las fiestas de Ourense. Plaza Mayor, gratis. Y dice que no será un concierto. "Noche de San Juan, con la morriña que tengo... creo que más bien va a ser una fiesta".

¿Recuerda los primeros bares?

Tengo que mandar un beso enorme o mirar al cielo y mandárselo a Carlos, el propietario del Roi Xordo de Allariz, y a Carmen. Fue uno de los primeros lugares donde empecé a tocar. La gente piensa que yo llegué a Madrid y que aquello se llenaba, yo saboreé el fracaso, por eso valoro tanto este éxito, tienes que cantar muchas veces en bares vacíos. La búsqueda de un sueño es jodida pero siempre vale la pena. A día de hoy, he vivido el cantar con Pablo Milanés, con Serrat, que se llenase el Palacio de los Deportes, o irme a Ecuador y Perú.

Ahora que todo es éxito ¿le sigue encantando tocar en bares?

Evidentemente.  Llenar el Palacio de los Deportes de Madrid es la suma de muchos Libertad 8 (café de conciertos madrileño) casi vacíos. La discográfica y oficina de marketing más potente que hay es el boca a boca.

¿El público de Sudamérica entiende igual su música?

Incluso mejor. Ahora que leo críticas destructivas de mierda al concierto del mejor escritor de canciones, Joaquín Sabina–porque a veces la prensa se hace más eco del dolor y la desgracia de una voz ronca que de las cincuenta mejores canciones escritas en castellano–, me apena lo que sucede al cruzar el charco. No digo que Pedro Gerra, Aute, Serrat o Víctor Manuel no sean queridos en España. Ahora bien, en Latinoamérica llenan estadios de fútbol, venden millones de discos, son referentes y dioses. ¡Solo les falta es una estatua! ¿Por qué coño me tengo que ir doce horas en un avión y escuchar cómo idolatran la canción española y aquí no? Nos gusta más machacar porque el otro está afónico.

¿Falta cultura musical en España?

El otro día fui a ver un concierto de un cantautor acojonante, Fabián. Un tipo de León que es la hostia. Un chaval de unos 12 años se emocionó al verme, quería que le firmase la guitarra. Le dije: "Hostia, es igual que la de Silvio Rodríguez".  Me dijo: "¿Quién es ese?". Esto es lo que hemos conseguido a base de que los políticos hayan transformado teatros en tiendas de ropa, de que la música en directo se fuera prohibiendo... Es normal que un chaval de 12 años no sepa quién es Silvio Rodríguez. Me hizo llorar. No estoy en contra del  reggaetón ni de la electrónica, pero ¿por qué no dejamos un 10% de ese espacio a Los Secretos, Antonio Vega, Serrat…? A la gente que  tiene que ver directamente con la palabra.

¿Qué le pediría al Ministerio de Cultura?

Que no tenemos Ministerio. Ahora tengo un proyecto que se llama Abriendo Ventanas, para músicos callejeros, ya que yo canté en la calle, los invito para que vengan conmigo al escenario. Cuando vivía en Santiago, un lunes había 50 conciertos y hoy prohíben la música en directo. Nos han destrozado.

Por eso la iniciativa sale del autor,  como su “Abriendo ventanas".

Es que no todo está perdido, los cabrones de ahí arriba nos hacen creer que sí. Ahora estoy presentando el libro y las librerías están llenas, por ejemplo.

¿Cómo vino la idea del libro?

Me tomé un año casi sabático después del Palacio de Deportes de Madrid, estaba muy cansado. Me vi capacitado para ejercitar el añejo oficio de escritor y me autoobligué a escribir la intrahistoria de 15 canciones que son muy verdad, porque todo lo que canto está basado en hechos reales.

¿En sus historias de amor hay un nombre que está siempre? ¿Es Galicia, es el mar…?

Me hubiera quedado en Pantín toda mi vida, me fui porque tenía que marcharme a buscar mi oportunidad profesional. Si pudiese elegir el final de mi historia será en Galicia. Cada vez llevo mucho peor la morriña, cada vez me jode más irme de aquí, me voy llorando. Y sí, yo soy ese, nieto e hijo de marineros, el que creció a metros del mar y me alejaron de él. Lo echo demasiado de menos, se me reseca la piel. A veces me dicen que soy muy pesado, que hablo demasiado del norte, de Galicia. Me da igual. Voy a seguir hablando de lo que soy, y soy más gallego que cantante.

¿Cómo se afronta una crisis de inspiración?

Es lo más jodido. Me pasó después del disco "Mi pequeña historia". El suicidio creativo es lo más doloroso que he vivido, pero me hizo bien entender que las musas habelas hainas, como las meigas, y aparecen cuando quieren. Que las canciones te hacen a ti, y no al revés.

¿Le ha escrito a amores fugaces?

Todas las historias  de amor que he escrito son reales.

¿Alguna es más verdad que otra?

Hay canciones que me duele cantar más. "Vuelve" fue una historia de separación dolorosa y mi público lo sabe, o "Rosa y Manuel", la historia del alzhéimer de mis abuelos. Hay canciones que emocionan más que otras, pero cada una es un fragmento de mi vida y es muy agradable volver a él. 

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