SANIDAD

Un año de hospital: destaca el confort y suspende la conexión entre edificios

<p></p>
photo_camera Fachada del nuevo edificio del CHUO, que arrancó el traslado de pacientes hace doce meses.

En los últimos seis meses se ha abierto la cafetería y se ha adjudicado la cocina; parquin y planta experimental, en rampa de salida 

El nuevo hospital de Ourense cumple un año de funcionamiento, después de que el primer traslado de pacientes se hiciese realidad el 9 de octubre de 2017. Ya 12 meses después está prácticamente todo en marcha, si bien hay proyectos estelares todavía pendientes –como la planta de hospitalización experimental, cuyos proyectos han pasado por el comité de ética y que está pendiente de la negociación con los sindicatos– y sigue en espera la apertura de ese nuevo parquin para el público, paralizado por un recurso pero al que el juez ha dado luz verde para continuar el proceso adjudicador.

Parece que será inminente también el traslado de los pacientes de la unidad de agudos, que están en el Nai, pero el resto de plantas está a pleno rendimiento y los profesionales coinciden en la mejora, especialmente en términos de comodidad para los pacientes, con un gran número de habitaciones individuales y baños mucho más amplios. También hay una coincidencia casi plena en que el mayor hándicap está en los circuitos para conectar los edificios del nuevo hospital y el Cristal. Los de casa se saben los atajos, pero los pacientes y familiares se pierden.

En los últimos seis meses se ha dado luz verde a equipamientos que permanecían a la espera. Es el caso de la cafetería del hospital que, una vez cerrada la del Cristal, da ahora servicio a ambas infraestructuras. Los profesionales consultados coinciden en señalar el buen servicio de esta instalación, aunque en algunos casos el traslado desde el Cristal hasta este recinto se demore bastante y pongan en duda la ubicación.

Otro de los avances es la sala de autopsias y la morgue, a punto de abrir sus puertas, y ya con todo el equipamiento en su interior, que incluye una cámara frigorífica mortuoria, una mesa de autopsia de altas prestaciones o un carro hidráulico, entre otras cosas. Esta ausencia había sido motivo de algunas quejas en los primeros meses de apertura de la instalación.

Los avances parece que continúan, ya que esta misma semana la Gerencia del área sanitaria anunciaba la licitación del equipamiento y adaptación de la nueva cocina central a Fagor, por algo más de tres millones de euros y con un plazo de tres meses de ejecución, por lo que estaría lista para abrir las puertas en 2019. Esto se completará en breve con la licitación de los carros de transporte, por 1,5 millones de euros. Toda la comida se preparará en el propio hospital, con una línea mixta caliente-frío.

El parquin subterráneo sigue siendo la gran materia pendiente para que el motor del nuevo hospital esté a pleno rendimiento, ya que su demora afecta tanto a familiares como al personal. La gestión de este edificio anexo al hospital fue sacada a concurso ya en marzo, si bien se ralentizó por un recurso, ya que la idea inicial era que este mismo verano estuviese ya abierto a púbico. Ahora, parece que el visto bueno judicial les permitirá seguir adelante. Antes, en las próximas semanas, abrirá el parquin del personal, que será administrado por el hospital y no saldrá a concurso.


Cambio de rutinas


En el trabajo del día a día han cambiado las rutinas. Una de las gran novedades que se pusieron en marcha en paralelo al arranque del nuevo hospital fue la informatización de todo el trabajo de farmacología, a través del programa Silicon. Este programa sirve de unión entre médicos, y personal de enfermería y farmacia. Mediante su uso, se evita el papeleo en la prescripción y administración de fármacos en el hospital.

Si en los inicios causó problemas entre el personal la escasez de medios, el Sergas ya facilitó ordenadores portátiles para el uso de enfermería, si bien estos siguen echando en falta "más tiempo" porque tanto trabajo en ordenador creen que les impide estar al 100% con sus pacientes.

En líneas generales, "los pacientes han notado un cambio para mejor", indica Luisa Vázquez, supervisora de Hematología. "Siempre hay espacio para la mejora", subraya, si bien incide en que "el hecho de que tengamos habitaciones individuales está siendo muy valorado". El balance es, sin duda, "positivo",aunque hayan notado "más carga de trabajo" al tener una instalación más grande. "Las distancias las notamos muchísimo, pero es el precio a pagar para una mejor calidad asistencial", añade Vázquez. 

Te puede interesar