En dos años la mitad de los eventos serán internacionales

Cuando llegó la crisis alguien vaticinó que la supervivencia estaba en la internacionalización de las actividades como alternativa al escuálido mercado interior.
A ese anónimo gurú le han seguido decenas de empresas e instituciones cual flautista de Hamelín. Expourense vio, y sigue viendo, que ese es el camino a seguir. “En dos o tres años al menos la mitad de nuestras ferias deben tener carácter internacional y si no lo conseguimos es que no estaremos haciendo bien las cosas”. Alejandro Rubín, gerente del recinto ferial ourensano, hace público ese reto, convertido en una exigencia que se autoimpone y traslada también a un exiguo equipo compuesto por diez personas. Salir fuera, crecer en el exterior o superar fronteras no son conceptos novedosos para la entidad. La fundación que la gestiona cambió sus estatutos hace un par de años para dar ese salto, sin que por ello pierda la raigambre local.
“Expourense no hace proyectos solo para la ciudad de Ourense. Expourense hace proyectos para el empresariado gallego, nacional e internacional y, lógicamente, al desarrollarlos aquí, la primera beneficiada es la provincia de Ourense”, subraya el gestor. Algunos certámenes cuentan ya con el marchamo y reconocimiento internacionales. El caso más relevante es Termatalia, en sí una marca que ha cruzado fronteras “llevando el nombre de Galicia por el mundo”. Otros eventos como Funergal o Vinis Terrae siguen la misma senda. Xantar asumirá también ese carácter “al pasar a ser Salón Internacional de Gastronomía y Turismo”, avanza el gerente.
Pero el bautismo de internacionalidad de un evento no se otorga a capricho del organizador, sino que debe ser acreditado oficialmente, trámite que ha superado ya Expourense con varios de sus salones.
El recinto ferial ourensano, abierto en 1996 después de que la fundación que lo impulsó naciese en 1992, es uno de los que aporta valor añadido ourensano. La entidad destaca que cada euro invertido se multiplica por cinco en el tejido empresarial o que entre sus actividades ya no solo destaque la organización de nueve ferias en el 2012, sino la realización de otras muchas actividades que han supuesto 269 días de ocupación. Sin embargo, la crisis también ha puesto a prueba la capacidad de resistencia institucional. Algunos patronos (la mayoría públicos) han congelado sus aportaciones.

CRISIS Y NUEVOS PROYECTOS
Aun así, Alejandro Rubín subraya que la recesión les pilló con los deberes hechos: “Nos hemos adelantado y nos hemos preparado en dos sentidos; por una parte, nos hemos abierto al mercado internacional, y por otro hemos hecho inversiones en equipamientos que nos ha permitido ahorrar”. A esos dos factores el gerente añade “el control riguroso del gasto”. Además, para captar el interés de los expositores, “hemos hecho a las empresas unas ofertas adecuadas a los tiempos que corren”, destaca Rubín.
Se siente orgulloso el gerente de Expourense de que “aquí todo se haya aprobado por unanimidad” cuando se alude a la variopinta procedencia política o sectorial de los patronos de la Fundación Ferias y Exposiciones. Pero cuesta que muchas entidades o instituciones hayan asumido lo importante que es ya no solo estar, sino aportar recursos suficientes para que Expourense siga creciendo. En palabras de Alejandro Rubín: “Si tuviésemos más disponibilidad económica tendríamos más posibilidades”.
A pesar de que algunas asignaciones públicas han ido a la nevera, el equipo del recinto ferial mira al futuro. El reto que se impone es la celebración de congresos en el recinto ferial. Pero esa idea, de momento acariciada, será posible cuando se cumplan dos condiciones que no son baladí: la llegada del AVE y la construcción de nuevos equipamientos hoteleros ligados al termalismo. El gerente dice que ya manejan “presupuestos para montar congresos para 1.800 personas” y que la comercialización comenzará cuando las dos condiciones antes expuestas salgan de la nebulosa actual.

“Igual no logramos trasmitir la importancia de algunos proyectos”
Al gerente de Expourense se le traslada una pregunta concreta: ¿Considera que la función de Expourense está bien valorada por los ourensanos? Y la respuesta de Alejandro Rubín esquiva el envite: “Nosotros nos sentimos respetados en Ourense”. Valorados o queridos no es lo mismo que respetados, indudablemente. El dirigente de la fundación Ferias y Exposiciones, antes de trasladar responsabilidades a otros, asume las suyas y las de su equipo reconociendo que “igual no somos capaces de transmitir a los ourensanos la importancia de algunos proyectos”. Cita, por ejemplo, el salón Termatalia para advertir que “Ourense debería sentirse orgullosa de tener lo que no tienen en otros lugares”. Sin embargo, para que se dé esa circunstancia posiblemente haga falta una masa crítica de la que carece la provincia en estos momentos. Alejandro asume ese razonamiento, pero reconoce que “me bastaría con tener el retorno de diez mil de los 110.000 habitantes de la ciudad”.
Por lo demás, Expourense seguirá peleando en un sector cada vez más competitivo, sorteando una espada de Damocles: los eventos que no cuentan con una población de 300.000 habitantes a 30 minutos del recinto tienen difícil su supervivencia. Expourense, por el momento, parece haber capeado ese temporal también y encara el día de mañana apostando por la versatilidad de una superficie que lo mismo puede albergar un evento ferial que un concierto.

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