De la ansiedad escénica a soñar con una orquesta

Sus padres se enamoraron tocando la gaita y a Estela Rodríguez (Ourense, 2007) la ha conquistado el clarinete. Alumna prodigio del Conservatorio de Música de Ourense, esta quinceañera toca en dos bandas, ha dado recitales en el Liceo y ha ganado premios como solista. El secreto: el profundo amor a la música heredado de su familia y muchas horas de estudio y ensayo. “Durante el curso le dedico entre una y dos horas diarias al instrumento; y en verano, entre tres y cuatro”, asegura esta adolescente que estudia cuarto de la ESO, con especialidad de Latín y Economía, en el Instituto de Las Lagunas. Saca con delicadeza el clarinete de su funda y toca una suave melodía delante del fotógrafo. Con solo siete años empezó a tocar la gaita en la Escuela de Gaitas de Ourense y a los ocho años entró en el Conservatorio. “Mi primera opción era el violín, pero es bastante complicado. La segunda era el clarinete y no me arrepiento de haberlo escogido”, confiesa Estela, que sueña con dedicarse profesionalmente a este instrumento. “Me gustaría ser solista de clarinete en una orquesta importante. Ese sería mi gran sueño. Me haría mucha ilusión formar parte de una orquesta importante, como la Orquesta Sinfónica de Galicia, la Real Filharmonía de Galicia, las Filarmónicas de Berlín o de Viena, o la sinfónica de Chicago”, añade. De hecho, ya está estudiando alemán para tener más puertas abiertas. Años de esfuerzo Su timidez y juventud no le impiden hablar del futuro con las ideas claras. “Hasta hace poco no me aclaré sobre lo que quería hacer. Con trece años decidí que quería dedicarme a la música. Di varios recitales, uno de ellos para celebrar el 65 aniversario del Conservatorio, y gané algún concurso. Como vi que me estaba yendo bien gracias al esfuerzo de todos estos años, pensé que, si me gustaba, era una buena opción”, reflexiona. El reconocimiento le ha dado la seguridad que necesitaba. “Los premios me han dado confianza. Gané el Concurso Clarinete Cidade de Ourense y el concurso Mestre Vide del Conservatorio”, reconoce esta chica que ha sufrido ansiedad escénica. “Cuando era pequeña estaba muy segura en el escenario. A los diez u once años me ponía nerviosa, y entre los doce y catorce estaba agobiada. Ahora lo llevo muy bien. Lo principal para combatir la ansiedad escénica es dar muchos conciertos”, dice. A David y Ana Belén, los padres de Estela, les gusta mucho el mundo de la música y la animan para que se dedique a ella profesionalmente. “Mi hermana, Martina, tiene nueve años y ya toca la flauta travesera, pero tengo compañeros a los que les pasa lo contrario, que sus padres les dicen que no merece la pena dedicarse a la música, que se van a morir de hambre”, cuenta. Aunque su futuro apunta brillante, como buena música, prefiere no improvisar. “Voy a hacer el Conservatorio Superior y compaginarlo con una carrera universitaria por si el mundo de la música falla. He decidido hacer psicopedagogía”, afirma. Sus músicos favoritos son Juan Ferrer, solista de la Sinfónica de Galicia; Josep Fuster, profesor de clarinete en la Escola Superior de Música de Catalunya (Esmuc); y el sueco Martin Fröst. Y sus compositores preferidos, Robert Schumann; Mozart -le encanta su concierto para clarinete en LA-; y Francis Poulenc. El apoyo de los amigos Estela confiesa que no tiene mucho tiempo libre, pero cuenta con muy buenos amigos. “Muchos de mis mejores amigos los hice durante el Concurso Mestre Vide. Los del instituto me apoyan mucho, entienden que a veces no puedo quedar porque tengo ensayos e incluso vienen a verme tocar aunque no les gusta la música clásica”, dice, orgullosa. Aficionada al bádminton, este curso ha decidido cambiarlo por el gimnasio para fortalecer la espalda y tocar todavía mejor su clarinete.