¿Todo el que va al botellón bebe o se puede ir solo para socializar?
El 98% de los que va al botellón, bebe. Hay un exceso de confianza en los padres, que les lleva a pensar que su hijo participa pero no ingiere alcohol, y ese caso es muy raro.
¿Es tan perjudicial participar en la práctica del botellón?
Los que se acostumbran a estas prácticas acaban teniendo hasta cuatro veces más riesgo de caer en el policonsumo en el futuro. En los que mezclan porros con el alcohol, es todavía peor, ya que el riesgo se multiplica por diez. El botellón es un escaparate que condiciona los estilos de vida y ocio de los jóvenes. Si su primer contacto con el ocio es ir a la Alameda a beber, eso les va a marcar de por vida.
¿Hay inacción por parte de las autoridades?
Es una responsabilidad compartida pero las autoridades tienen que empezar a actuar. Las instituciones han de ser responsables ante el consumo del alcohol, porque es el principal problema de salud pública, como dice el propio Plan Antidrogas.
¿Y los padres qué parte de responsabilidad tienen?
Hay dos variables fundamentales para explicar el fenómeno: la hora de llegar a casa y el dinero en el bolsillo. En esas dos, los padres tienen mucho que ver y pueden actuar.
