No eran aplausos, eran lágrimas

En Vilarella da Cota, los vecinos quisieron despedir así a un vecino que falleció en Bilbao y ha sido trasladado en soledad hasta el cementerio de la localidad

En la tierra donde la muerte forma parte del paisaje, nos hemos quedado sin lágrimas, ni flores, ni abrazos.  Funerales de trámite, despojados de sentimiento. Hoy, un oriundo de Vilarello da Cota, en Vilardevós, ha sido enterrado en soledad -trasladado desde Bilbao, donde residía-. Pero al paso del coche fúnebre por las calles, las palmas de los vecinos acompañaron su último viaje.  No eran aplausos, eran lágrimas.

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