Crisis del coronavirus

Sin misa tras 3.200 domingos

El sacerdote Rafael Nogueiras conversa apoyado en la barandilla de la solaina de la preciosa casa rectoral de San Eusebio, en el concello de Coles.
photo_camera El sacerdote Rafael Nogueiras conversa apoyado en la barandilla de la solaina de la preciosa casa rectoral de San Eusebio, en el concello de Coles.
Rafael Nogueiras suma 60 años de sacerdocio. Estuvo en Chile y ahora lleva cuatro décadas en Coles. Vive en una rectoral del s.XVIII. Un domingo rutinario misaría en 4 parroquias y luego vermú. "¿Y ahora? Jodido, hablando claro". 

"Aquí es como si no estuviese encerrado. En la ciudad sí que están jodidos, hablando mal". Rafael Nogueiras –don Rafael para sus feligreses– atiende desde la barandilla de la solaina de la casa rectoral de San Eusebio, en Coles. Lleva aquí cuarenta años  repartidos en varias tandas: entre medias estuvo intermitentemente en Chile en los 60, 70 y 80. Ahora llama "vacaciones forzadas" a estar sin misa tras 60 años de púlpito. Sin amenaza de ERTEs, pero en la misma situación, están hoy domingo casi 200 curas más de la Diócesis. Él solo acumula más de 3.200 domingos misando. "Salí de cura a los 24 y ahora tengo 84 años ¿Estar sin misa? Hombre, uno está jodido, hablando claro. Pero si hay peligro de contagiar, qué se va a hacer". 

 Se apoya para conversar en la barandilla de la rectoral, del siglo XVIII. "Lo que antiguamente era el salón, de 7 por 9 metros, es mi vivienda. El resto de la casa estaba para una casa rural, pidieron hipoteca para la reforma y para la bodega –actualmente alquilada– pero no funcionó. La suerte es que me quedó esta parte reformada". 

Nogueiras se encarga de otras cuatro parroquias además de San Eusebio. Contando que hay 750 en Ourense –el 90% en el rural–, a Rafael le toca una más que la media.  "En Ucelle miso los sábados, y los domingos (está prohibido pero yo lo hago) tengo a las 10 en Albán, a las 11 en Barra, a las 12 en San Eusebio y a las 13,00 horas en Graíces". Al terminar ese maratón, vermú: "Vamos al bar, tomamos algo. Hay pinchos, de todo. También ayudamos así a la comisión de la fiesta, que en Graíces es muy buena".

 El coronavirus ha desbaratado su rutina. "Como la de todos", interviene directo al hueso. "¿Qué si me echan de menos los feligreses? No me necesitan. La gente estos días va a lo suyo". Desbaratada su horita de natación diaria y planes de viajes pospuestos –"una feligresa los organiza. Estuvimos en Japón, en la India. Ahora los tenía convencidos para ir a Egipto"–. Sí mantiene estos días conversación –sin Facetime,  al menos de momento– con varios colegas párrocos. "Hablo con Agustín Salgado, de la parroquia de Barra de Miño. Y con Eustaquio –Barbosa–, el de A Peroxa. Es un fanático del fútbol. Y es parte del pueblo. Nació, se educó y vivió en la ciudad pero está comodísimo en A Peroxa. Tiene mérito: pocos curas quieren quedarse en el rural". A él, y tras un fugaz paso por A Ponte, aterrizaría en el rural tras pasar por Chile. "Llegué en 1962. Pío XII pedía curas para América, y yo ya desde el Seminario tenía ganas tras una charla. La democracia cristiana, de izquierdas, funcionaba.  ¿Allende? En  la práctica es muy bonito  pero fue un desastre económico".  

Domingos al sol
No piensa en jubilarse –"un cura o é para sempre"– .Pero para él son ahora domingos al sol. Aunque no es mucho de Bardem –"esas manifestaciones del 8-M, ¡cómo se contagió tanta gente!–"."¿Aburrirme yo? Imposible. Nunca leí tanto como estos días. Leo de todo: revistas... ahora estoy con "Peregrino ruso" –un libro del siglo XIX muy popular en la tradición ortodoxa–. ¿Y alguna novela? No, eso no". Explica que ve algo la tele –"las noticias, aunque no me esclavizo, la información está muy sesgado. Ayer –por el viernes –vi una película muy buena en Trece, aparece Anthony Quinn. ¿Las "Sandalias del pescador"?   Qué bien lo hace, parece un cura de verdad el tipo".  
Se quita la gorra y cambia de postura. De momento no le ha tocado ningún entierro. "Esta situación es nueva, nadie se lo imaginaba. Ojalá acabe pronto. 'Líbranos de la peste', decía San Roque. Dicen que esto afecta más a los mayores...".
-Cuídese mucho.
-Y tú, hijo. ¡Hay que vivir! 

 

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