Aquí el “no” siempre gana

Solo en fallidos proyectos comerciales privados la ciudad ha dejado escapar una inversión de más de 600 millones de euros en los últimos años. Es el importe de la suma de las propuestas urbanísticas que se iban a desarrollar en Mariñamansa y A Farixa, lugares elegidos para los centros comerciales y actuaciones complementarias de El Corte Inglés y Eroski. Solo en este último quedaron en barbecho 575 viviendas, la construcción de un centro comercial de 50.000 metros cuadrados, con 8.000 para hipermercado, además de la conexión con la N-525 y con el resto de la malla urbana. Hoy aquello es un pedregal y la Finca Mariñamansa un prado, sin más. Ni siquiera zona verde como en su momento llegó a preverse, incluso prometerse cuando se pedía el voto para las municipales. Son dos de las víctimas de un urbanismo que se sustenta en propuestas del año 1986 porque actualmente la corporación y quienes la integran son incapaces de pactar las reglas de juego de la ciudad del presente y del futuro. En lo que todos se regodean es en que el plan de urbanismo aprobado en el 2003 ha sido tumbado por la Justicia en el 2008. El que le iba a sustituir está en las cocinas municipales y ahí sigue hasta que “alguien” le dé su punto de sal. Pero en la trampa de la falta de PXOM han caído otras muchas inversiones que harían de la de hoy una caricatura de ciudad si se ejecutasen solo alguna de sus previsiones. El tantas veces aludido bulevar termal, que conectaría la ciudad con la zona del desdoblamiento de la N-120 para crear nuevos espacios verdes, de ocio, integrando los recursos termales de la zona, ya no se cita ni en las campañas electorales. Durante meses se barajó la posibilidad de crear un hotel termal en el llamado Campo de Santiago, cerca de la vieja estación de autobuses, pero el proyecto quedó en infografías. Las actuaciones aún pendientes en materia de alta velocidad ferroviaria podrían darse de bruces con un plan urbanístico que se hizo cuando hablar de AVE era argumento de “Regreso al Futuro”. En días pasados la concejala de Urbanismo, Sonia Ogando, reconocía en La Región que tampoco se puede construir vivienda pública porque los ámbitos previstos están bloqueados, sin que estén previstos equipamientos de este tipo, imprescindibles para las personas con menos recursos. Proyectos termales como los de Xardín das Burgas se cayeron primero por la avaricia urbanística de la promotora y luego porque todo el planeamiento se ha venido abajo. Hoy las ratas se pasean por las surgencias termales del lugar. La propia Confederación Hidrográfica aparcó su proyecto de crear un edificio para su sede, pero también ha tenido problemas de encaje en el planeamiento, como reconoció en más de una ocasión el gobierno municipal. Todos los operadores urbanísticos exigen reglas de juego para facilitar las inversiones. Ayer mismo la asociación de constructores hablaba de “letargo” de la ciudad por la falta de plan a la misma hora en la que la corporación municipal ourensana aireaba diferencias sobre qué hacer con el solar de la vieja estación de autobuses. El “no” volvió a ganar. Siempre gana.