ARQUEOLOGÍA

Los arqueólogos buscan vestigios de fábrica romana en el Puente Viejo

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photo_camera El pozo que excavaron los arqueólogos junto a uno de los pilares. Los técnicos abrieron el terreno hasta llegar a la roca.

Las catas arqueológicas comenzaron abriendo un foso de cuatro metros junto a uno de los pilares existentes fuera del Miño

Un equipo de arqueólogos busca desde ayer las piedras que se utilizaron hace veinte siglos para construir el Puente Romano, conocido también como Ponte Vella y Puente Mayor. Las catas arqueológicas se enmarcan dentro del proyecto de rehabilitación del monumento histórico-artístico, cuya primer fase se está ejecutando con una partida de 400.000 euros.

Los expertos abrieron ayer un foso de cuatro metros de profundidad junto a uno de los pilares, conocido técnicamente como el arco 1, situado entre la capilla de la Virgen de Os Remedios y la carretera N-120 (está cruza por debajo del puente), con el objetivo de hallar algún resto de construcción romana. La tierra fue retirada con sumo cuidado por una retroexcavadora hasta llegar a la misma base del pilar. Los arqueólogos revisaban cada palada y los huecos que se iban descubriendo, pero según el ingeniero del proyecto de rehabilitación, Manuel Durán Fuentes, no encontraron ningún vestigio romano. "Nos gustaría encontrar la fábrica romana, pero de momento no hay nada, todo es de la epoca medieval", aseguró.

El equipo técnico tampoco se mostró sorprendido durante la inspección y recopilación del material, que será analizado con más detalle para emitir unas conclusiones definitivas. A simple vista, consideran que todas la piedras que sujetan el primer arco son de épocas más recientes, de las reformas acometidas en la estructura del puente durante la época medieval, que le dieron su aspecto actual.

Libre de tierra

Los arqueólogos comenzaron las catas en este primer arco ante la sospechas que tenían la Consellería de Cultura y el Concello de que en esa zona se conservaran elementos romanos originales.

El arco y pilar afectado estuvieron durante años a la vista de los viandantes. De hecho, según Manuel Durán, se conservan fotografías con las piedras libres de tierra, pero la construcción y el afán de ganar terreno al río conllevó que parte del arco quedará enterrado.

El proyecto de rehabilitación conlleva la recuperación y apertura de la zona a los viandantes. Antes no se podía cruzar y servía para estacionar vehículos.

Los técnicos tampoco hallaron restos de una torre medieval

Esta primera cata también sirvió para buscar algún vestigio de la torre medieval que está documentada en la zona, más en concreto entre lo que es el primer arco del puente y la Oficina de Turismo de  la Xunta de Galicia. "Creíamos que podría aparecer algún resto da torre, pero tampoco encontramos nada", recordó el ingeniero Manuel Durán.

Y los arqueólogos no van a encontrar en esa zona los restos romanos del puente, ni  los de la torre medieval. Al menos, así lo asegura el historiador Juan Carlos Rivas Fernández-Xesta. "En esa zona, no se encuentra ningún resto de los romanos", explicó, puntualizando que sí hay vestigios de esa época en el puente, "pero están en los arcos mayores".

Bajos estos arcos cruza el río Miño y la construcción de los romanos se puede apreciar, según Rivas Fernández-Xestosa, en dos "fiadas" de piedra. Este historiador, ex director del Museo Municipal,  acaba de publicar el libro  "A Ponte Maior. La razón de ser de una ciudad: el puente romano-medieval de Ourense", en el que hace un recorrido sobre la historia y el devenir de la estructura del puente, que es peatonal desde el año 1999. Entiende que el pésimo urbanismo que se ejecutó en la ciudad en el último siglo terminó asfixiando al puente. Rivas Fernández-Xestosa asegura que tampoco se encontrarán restos de la torre medieval. Reconoce que existió, "pero desapareció en el año 1832", afirmó.

El puente, declarado monumento histórico en 1961, es uno de los principales símbolos de la ciudad, que a diario es utilizado por ciento de peatones. 

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